Lombardi: Historiador
Se supondría que por ser hijo de mi padre y compartir la misma profesión de historiador yo estaría en una posición privilegiada para establecer las claves de cómo mi padre, el Dr. Angel Lombardi, ha entendido y entiende a la Historia. Y esto desde ya lo desmiento. En primer lugar porque mi padre entiende a la Historia y su enseñanza de una forma desacralizadora y heterodoxa, es decir, su inquietud intelectual como humanista ha sido tan vasta, tan constante, tan inquisidora que “nada de lo humano le ha sido indiferente”, siendo por ello que me atrevo a señalar que su obra y pensamiento son inclasificables; y segundo, porque hoy, más que nunca, está dispuesto a emprender nuevos y fascinantes proyectos intelectuales.
Y es que el tiempo de mi padre nunca ha sido el pasado, sino el futuro. Su confianza ciega en el país y sus posibilidades lo convierte en un autentico héroe civil de los que poco abundan. A mí me ha enseñado a pensar por cuenta propia y a procurar dudar de cualquier certeza a través del pensamiento crítico, que metodológicamente, es el que siempre se ha servido en todas sus investigaciones y escritos. En “Introducción a la Historia”, libro que tiene cuatro ediciones ya, se encuentra reflejado lo fundamental de sus inquietudes y preocupaciones como historiador, y es por ello que invito a todos los que quieran saber cómo mi padre piensa a la Historia acudir al mismo y sin intermediarios. “Introducción a la Historia” más que ser un texto o manual al uso es en realidad todo un tratado de “antropología filosófica”, es decir, un manifiesto humanista escrito con sabiduría, profesionalismo y autenticidad.
Yo por mi parte me la paso copiándome de casi todo lo que él dice acerca de la Historia o cualquier tema de la actualidad en el cual dirige su atención, fusilando sus geniales ideas a cada rato, y tratando de que su poderosa personalidad y su gran carácter no me fulminen. Mi principal influencia acerca de cómo entender y escribir la Historia provienen de él, y no me da ningún tipo de vergüenza decirlo públicamente. El que lea mis escritos podrá constatar esto. En pocas palabras: me siento orgulloso de las contribuciones que mi padre ha hecho en el campo de la historiografía universitaria y nacional, y le sigo y le acompaño porque le quiero y admiro, y ha sido y es una fuente de inspiración positiva y constante a lo largo de mi vida.
Hay tres aspectos, entre otros muchos que podrían mencionarse, que hacen de mi padre, el Dr. Angel Lombardi, un historiador fuera de lo común. En primer lugar, su laboriosidad. Yo nunca he visto a mi padre quejarse de prácticamente nada, sus fatigas las sabe sobrellevar de una forma estoica. Su constancia en el trabajo y afectos familiares no tienen parangón. En segundo lugar mi padre es un hombre digno. Orgulloso y altivo en el buen sentido de la palabra, que combinado con su sencillez y modestia, su don de gente, le ha llevado a practicar un pensamiento independiente y libre, autónomo a cualquier manifestación de poder, sea éste de la naturaleza que sea. Para el Dr. Ángel Lombardi, la Historia ha representado toda una militancia a favor de la vida y las mejores causas humanas, y todo ello, con una coherencia y decencia que pocos pueden alardear. Son muy pocos los que enfrentan la existencia con algún sentido moral consistente, con nobleza e integridad: mi padre representa el retrato limpio de una persona buena, algo que obviamente heredó de su propio padre.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCÁN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LUZ