Loco ¡VEN!
Confieso que nunca fui adeco, más bien fui copeyano de izquierda: de aquellos astronautas utópicos que creíamos en una inviable propiedad comunitaria y en una justicia social más cercana a una imposible equidad sin restricciones.
Nunca voté por Carlos Andrés Pérez (CAP) I ni II. Voté sí con entusiasmo por Caldera I, y muy a mi pesar por Caldera II; por Luis Herrera no pude votar porque estaba en París terminando mi doctorado en tiempos en que los venezolanos no podían votar en el exterior, ahora parece que – a pesar de ser legal – tampoco pueden ejercer el sufragio porque no conviene.
Luego de la acertada y bien llevada Nacionalización petrolera durante el gobierno de CAP I, se crearon sendas empresas terminadas en VEN – Corpoven, Lagoven. Maraven, Meneven, etc. Los redomados mamadores de gallo que siempre somos señalaron que el himno de la nacionalización lo compuso Betoven y que el Presidente Carlos Andrés – el hombre que caminaba sin parar como El Fantasma – era Locoven.
Años después, muchos venezolanos clamaban por el regreso de CAP al poder, así que separaron el viejo vocablo Locoven para suspirar por el regreso de Carlos Andrés; exigiendo su pronto retorno se acuñó entonces la frase LOCO ¡VEN!
Hoy, luego del desastre de país que tenemos y no disfrutamos, de la evidencia del país del No Hay, y en vista del anunciado regreso del cadáver del ex – Presidente Pérez, un gran sector de la población vuelve a esgrimir el viejo lema para demandar que – aunque sea difunto – el loco estadista venga para inspirar nuevos tiempos de modernidad y reconciliación.
Ante la calamidad cotidiana que sufrimos los venezolanos, me sumo al clamor que nunca antes fue mío:
LOCO ¡VEN!