Lo que vendrá
Después del incuestionable éxito de El Firmazo, la jornada cívica que superó con creces las expectativas de sus organizadores, cabe indagar respecto a los siguientes pasos que el movimiento opositor deberá efectuar para tratar de conseguir los objetivos por alcanzar en orden a concretar una salida electoral a la actual crisis venezolana.
Pero antes habrá que examinar el comportamiento del oficialismo, que no ha variado con relación al tema electoral y que, de acuerdo con lo expresado por algunos de sus más calificados voceros, no pareciera que vaya a cambiar en el futuro inmediato. Esa apreciación se desprende, entre otros, de las continuas y permanentes referencias del presidente de la República al tema, hasta tal punto que el primer magistrado no desperdicia ocasión en sus tantas y extensas intervenciones públicas para reiterar su indeclinable postura opuesta a comicios adelantados, por lo que, tanto el secretario general de la O.E.A. como el Grupo de Amigos, están obligados a tomar buena nota de tal circunstancia que en nada contribuye a la solución de la peligrosa situación que hoy existe en el país.
Por de pronto ya se conoce que el paro cívico se transformará en jornadas de protesta asumidas por diferentes sectores de la sociedad civil y de la sociedad política, con lo cual se procurará, a juzgar por lo que ha trascendido, a mantener una sólida presencia opositora en las calles y plazas públicas, de modo tal que no decaiga la presión popular que, hasta ahora, ha dado excelentes resultados.
Además, esa conducta por parte de la oposición tiene una especial significación de cara a la comunidad internacional, la cual valora de modo sustancial todo cuanto se traduzca en actitudes democráticas y pacíficas, como lo han sido desde sus comienzos las marchas emprendidas, a lo largo y ancho del país, en respuesta a las iniciativas adoptadas por la Coordinadora Democrática, CTV, Fedecámaras y sociedad civil.
Lo que vendrá, pues, no es tan simple como pudiera desprenderse de la euforia creada por los resultados de El Firmazo. Hugo Chávez hará cuanto esté a su alcance para impedir que prosperen cualesquiera de las salidas electorales respaldadas por las rúbricas de millones de venezolanos y de venezolanas, avaladas algunas de ellas por el ex presidente Jimmy Carter y, buena parte de las mismas, destinadas a ser consideradas en la Mesa de Negociación y Acuerdos con referencia forzosa ante el Grupo de Amigos.
Lo que está en juego es ni más ni menos que el enfrentamiento entre autoritarismo y democracia, entre militarismo y civilidad. La operación ciudadanía, responsable en buena medida del éxito de la jornada de firmas, es un paso vigoroso en el camino hacia el rescate del civilismo. Así como esa será necesario dar otras señales, igualmente representativas, para asegurar que la institucionalidad democrática supere a la autocracia militarista mediante la utilización de los recursos legítimos que la Constitución y leyes respectivas de la República ofrecen al electorado venezolano.
