Lo que hagas de ti mismo
Se siente solo y abandonado, luchando en un país que no le garantiza ni seguridad, ni posibilidades de desarrollo. Con el panorama que tiene al frente, es lógico que tenga dudas existenciales.
Son dudas que provienen de nuestro yo íntimo, producto de tanta violencia, odios y amenazas, provenientes de quienes deberían velar por el buen funcionamiento de la sociedad.
Se siente mal ante tanta escasez, ante tantas promesas incumplidas, sobre todo después de constatar cómo desbarataron los millonarios ingresos nacionales. Desconoce las causas de su empobrecimiento, pero intuye que está inversamente proporcional al enriquecimiento que percibe en «los bolivarianos».
Ha comenzado a añorar los tiempos en que éramos un solo pueblo, sin odios ni divisiones. Cuando podíamos utilizar la ciudad sin temor a perder la vida en el intento.
Los seres humanos venimos al mundo para crecer, para evolucionar, lo que aquí sucede es la negación de nuestra esencia. De toda nuestra potencialidad como personas humanas, de nuestra razón de ser.
La humanidad ha consagrado los derechos humanos a través de una declaración internacional, pero la cuestión de fondo es la fundamentación de los mismos, comprender por qué son universales y por qué son inherentes a nuestra condición humana.
El filósofo francés Jacques Maritain apunta directo a la respuesta, utilizando la expresión «derechos de la persona humana» que desarrolla a partir de la ontología tomista que explica que todo lo que es, se compone de potencia y acto, como principios fundamentales e intrínsecos. Determinados por nuestra condición de persona y por lo universal propio a la naturaleza humana.
Para que el ser humano posea libertad, es necesario que pueda construirse a sí mismo, con su bagaje y con sus decisiones. Con su experiencia y su acción.
Ningún ser humano es igual a otro, todos somos iguales en esencia y contamos con diferentes potencialidades, cada quien debe poder escoger su camino para lograr su crecimiento material y espiritual lo que nos hará distintos en la forma.
Encontrar nuestro propio camino, traerá como consecuencia que el resultado esté en concordancia con lo que somos. Ello implica un sistema de libertades para poder desarrollarnos, para poder escoger nuestro punto de partida y nuestra meta, que al final se encuentran.
Exige una verdadera realidad democrática, que enfrente los tipos de organización social individualistas-colectivistas-totalitarias que nos pretenden imponer. En las cuales el pueblo, no es más que una suma de fichas-individuos, oprimidos en su condición de persona, para terminar al servicio del autoritario que nos gobierna.
Los males que nos azotan, como la corrupción, la demagogia, la falta de ética, instalados en todos los sectores gubernamentales, pareciese alejarnos de lo que esencial, con ello compran, corrompen, destruyen, amenazan y persiguen.
Nos disminuyen, nos arrastran hacia abajo, para someternos por medio del temor y las necesidades.
Además de atropellarnos como personas, este gobierno se ha puesto como tarea destruirnos como ciudadanos, comenzando con eliminar nuestros derechos, nuestra protección jurídica y nuestro bienestar. Así intentan acabar con la noción de Estado venezolano, objetivo convertirnos en un apéndice cubano, al servicio de sus socios de extranjeros, bastante lo han anunciado.
Encarcelarán los cuerpos, encadenarán las palabras, comprarán voluntades, podrán denigrar de valores, de principios, de la fe o la moral, podrán exhibir riquezas, decretar cultos, financiar leyendas de pies de barro. Pero el espíritu de cada uno, personalísimo, seguirá siendo libre, para actuar, para encontrar dentro de sí la fuerza necesaria, para decidir reconstruirnos cada día nosotros mismos.
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia