Lo que guarda el cura Palmar
¿Qué es lo que le queda por decir al cura Palmar? ¿Que puede decirnos el valiente cura maracucho que no sepamos, que no supongamos? Sencillamente imaginémoslo: entre sus pruebas tiene la autorización directa de Chávez para gigantescas coimas en Venezuela y en el extranjero y peculados de siderales estafas.
El cura Palmar debe tener las pruebas de que en realidad Cuba comercializa y se apropia, muy pocos lo saben de 200, 300, o 400 mil barriles de crudo diarios, a cambio de bonos de deuda del Estado cubano que no valen ni el papel donde están timbrados. Es esa cifra, por varios miles de millones de dólares anuales, chuleados por esa tiranía castrista, lo que les ha permitido un crecimiento económico sostenido de la isla por varios años, por primera vez en décadas de cifras catatónicas, que eran propias de la absoluta putrefacción del socialismo real cubano, antes de la jauja chavista. Ese es el significado último de la malparida afirmación de Chávez que: «Venezuela y Cuba ya somos lo mismo»
Lo primero que hay que reconocer es que cuando hablamos de Palmar, estamos ante un hombre de fe y convicciones, que en lugar de escoger el silencio cómplice o de mayor espera, a una mayor putrefacción de la casta burocrática roja rojita, que él detesta porque asaltan mafiosamente el estado; ha preferido el riesgo de desgarrar sus lealtades y quedarse con la esencia de lo que él consideró un gobierno de causas justas, que retribuye a los marginados, y con la misma concepción asistencialista mil veces fracasada, lo que se supone en derecho les toca, por haber nacido en esta tierra de gracia petrolera.
Lo único que mantiene al cura con una gran beligerancia dentro del sector chavista, es su cálculo político, donde, graduando su ruptura para no aparecer fácilmente desacreditable, según el libreto oficial como comprado o manipulado por la CIA, aún sostiene en su discurso la soberana sinrazón, (lo digo así para no ofenderle) que Chávez es honesto y puede todavía revertir la hecatombe de PDVSA, debida a corrupción mafiosa y a parálisis por colosal ineptitud.
Pero para serles sincero, lo que me animó a escribir estas líneas, NO es la ponderación de lo aun más escandaloso que todavía pueda decirnos Palmar, respecto a la responsabilidad directa, CON PRUEBAS, que Chávez es efectivamente el más grande y contumaz estafador del estado venezolano sin dudar que las cifras «distraídas» alcancen un record histórico y mundial.
De lo que no nos habla Palmar, es de su tortura interior, de sus noches de insomnio obligándose, mediante razones, a desmontar esa fanática visión suya y de los pocos honestos que pudieran aun quedar en el ámbito del chavismo, de como supuestamente podía edificarse una verdadera transformación social, teniendo como ariete de la fe popular ese caudillo de pacotilla y esa caterva de asaltantes que le rodean y que son asignados a grandes responsabilidades, como en PDVSA, precisamente porque sirven al endemoniado plan de poder dictatorial, del gran jefe de todos, el asaltante mandamás.
Lo que el cura no nos ha dicho, y que le martilla su conciencia hasta hacerle sudar frío, es que el sector popular que aún confía en el presidente está siendo deliberadamente estafado, como pocas veces antes en la historia venezolana.
Lo que tumbaría a Chávez, no es una revelación de cohecho por montos siderales, por estrambóticas que puedan parecernos las cifras o por el tamaño de las mentiras dichas desde la máxima magistratura de la nación. Eso una vez mas pueden arreglarlo y terminar convenciendo al país que Palmar está loco.
Poner a rodar cualquier invectiva contra el cura, no sería un problema mayor, porque no lo fue matar y destruir postmorten la honorabilidad del padre Piñango o acuñar despropósitos tales como: que el 11 de Abril de 2002 la oposición mataba a sus propios manifestantes para buscar un golpe, que los pistoleros de Puerte LLaguno son héroes, que el General José Antonio Páez fue una piltrafa servil de la oligarquía, que Goveia, el monstruo masacrador de Altamira es un caballero que no actuó por ordenes oficiales, que Fidel Castro es nuestro padre y los cubanos son felices, que el fanático genocida presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, partidario de borrar con atómicas a Israel del mapa, es un prócer y excelente amigo de Venezuela, que PDVSA produce 3,5 millones de barriles diarios, que el hampa bajó a la mitad con la gestión del Minpopo Carreño, que a RCTV se le había extinguido la concesión etc etc.
Lo que Palmar desde el fondo de su alma manifiesta, es que la decepción drástica, sobre el farsante presidente, cunde a velocidad de vértigo y él es apenas el primer portavoz creíble de esa frustración generalizada, que se puede transformar en indignación y revuelta, cuando gente como él, terminen de aceptar, que el país se esta yendo al carajo por Chávez y que hay que salir de él cuanto antes, por decisión de los mismos votantes humildes que lo pusieron.
Palmar sabe que lo que tumbaría a Chávez, es que gente como él terminen de decir que Chávez no solo NO ES honesto, sino que es el padre de la corrupción y de la estafa a la fe popular.
Si el cura Palmar no extrae las consecuencias de sus propias afirmaciones, estaríamos entonces ante un caso digno de un film de aquel famoso director Alfred Hitchcock, con protagonistas de doble personalidad realmente extravagantes.