Liderazgo del resentimiento vs liderazgo necesario: defínase Arias
Puede decirse que parte del electorado del momento, eligió a Carlos Andrés Pérez para su segundo mandato, por ambición de que volviese a aparecer la Gran Venezuela. En el caso de Rafael Caldera, para su mandato 94-99 puede señalarse que influyó la esperanza que todavía quedaba, en cuanto a “Salvar” al país. Pero, en el caso de Hugo Chávez, fue la frustración y el resentimiento, ante una situación económica-social que cada vez se complicaba más, lo que tuvo papel determinante. Podría tener Arias, la posibilidad de construir un liderazgo, basado en la necesidad de potenciar sus iniciativas y las de los ciudadanos, dada su ubicación en lo que algunos entendidos llamaban antes el ahora-aquí, y enrumbar, correspondientemente, la nación por una línea diferente a la actual.
Tal oportunidad puede derivar en primer lugar, de aceptar apoyos que están buscando expresión. No todos los que estuvieron en los partidos tradicionales son rechazables. Vea el gobierno, donde hay algunos personajes sobre los cuales lo menos que se puede decir es que son revolucionarios de otoño u oportunistas de trayectoria. Sin caer en esto, hay apoyos que le permitirían construir un consenso nacional.
En segundo lugar, se está extendiendo una ansiedad, en distintos ciudadanos, derivada de una nueva frustración. Para el caso, se trata de la que ha producido el actual gobierno que intenta ser compensada por este último, en base a todas las posibilidades que siempre tienen los gobiernos aun los no exitosos, para manejar los medios los recursos y la representatividad del país.
En tercer lugar, y en base a lo anterior puede afirmarse que los grupos de chavistas irreductibles, están quedando expresados en grupos de izquierdistas sin vida y en los que se encuentran en las mentes de los mentores del presidente, y, en la de el mismo, así como en un soberano amorfo y dividido en muchos intereses.
En cuarto lugar, basar la propia necesidad del cambio en el abandono del militarismo y estatismo, Los estadounidenses no son ingenuos y tampoco los son los brasileños. Lo importante, en todo caso, es que esto es un problema de los venezolanos. Algunos presidentes latinoamericanos vienen al país expresando música de sirenas y de caperucita, mientras tienen su casa con muchos problemas y los endulzan criticando la riqueza y el neoliberalismo. Esto último engolosina al actual gobierno. Las soluciones no las brinda el neoliberalismo extremo, pero tampoco el militarismo ni el estatismo.
En quinto lugar para los menesteres actuales de Venezuela ha que olvidar la revolución convertida en monserga. Se está lejos de varios modelos de revolución. Debe apartarse también el 4 de febrero. Lo único que puede aprovechar de eso, Arias, es que era el único que públicamente identificaban cercano al papel de un ideólogo.
Defínase Arias: le queda mes y medio y lo puede aprovechar. Lo esperan taxistas, obreros, amas de casa, enfermeras, médicos, maestros, profesores y gremios, entre otros tantos grupos sociales que están, en el peor de los casos, a la expectativa.