¡Libertad o muerte!
La libertad para los seres humanos es una necesidad inalienable, tanto como el oxigeno para su vida. El hombre aparece en el mundo, libre y nómada sin barreras, sin cercos y en la medida que aumenta la población nace otra necesidad inherente al ser, como lo fue definir los espacios, así aparece la propiedad. La propiedad privada o no privada por no estar delimitada como tal, fue parte esencial de las nacientes comunidades sin que conllevara un rotulo egoísta. Igual que el respeto como la norma cardinal para el trato social y la convivencia. Cualquier teoría que desconozca el derecho a la propiedad se aparta de la naturaleza humana. Vemos a diario como en este país otrora cuna de la libertad desde su génesis, se quiere cambiar este rumbo con las peyorativas y manidas consignas relacionadas al comunismo. “Patria, socialismo o muerte” además de ser un vulgar calco, constituye una aberración. Siempre se ha dicho que la existencia se concibe en libertad o hay que morir por ella. Hasta los avezados “revolucionarios” la usaron para cambiarle su originalidad, haciendo ver que libertad era esclavitud al servicio del Estado o de un autócrata.
El otro equivoco es asociar “la Patria” como expresión chovinista contra la evocación noble que le dieron los precursores independentistas, cuando el mundo empieza a quedarle estrecho al hombre con los avances tecnológicos, es muy posible que estos recuerdos tendientes a exaltar “la Patria” como la propiedad inversa de una determinada corriente de ideas, se desvanezca en el tiempo como actualmente comienza a ocurrir. De manera que será un arcaísmo en breve, tratar de aclamar nacionalismos exacerbados cuando se invoca a la Patria, viablemente Patria será el mundo entero.
Cuando se altera la libertad, cuando se agrede la libertad en su magna disposición, se hace insoportable la vida. No hay ciudadano que lo aguante, no hay nación que lo reconozca, imponer un yugo tiene graves riesgos para un gobernante cuando hace mal uso del gobierno, así lo afirmó Ortega y Gasset siendo legítimo que se plantee una rebelión.
En Venezuela se conculca la libertad, y se enrumba hacia un primitivo sistema comunista, donde no existirá la propiedad privada. Aunque haya ido el “proceso” a pasos graduales no quiere decir que las cosas no se estén haciendo. Todo el andamiaje “jurídico” que monta la Asamblea Nacional es precisamente para tratar de darle piso “legal” para un viraje hacia el comunismo. Cuestión que el venezolano ha rechazado categóricamente en votaciones, porque es contrario a su idiosincrasia sin embargo no hay nada que detenga al régimen para que cese en su propósito.
Cualquier reacción frente a estas imposiciones se tomaría como una expresión de libertad, de lo contrario el país sucumbirá al fosco comunismo, veríamos lo poco que queda de democracia como una caricatura del pasado sin ninguna posibilidad de regresar a ella. Privados de todos los caminos para expresarnos y de manifestar, la perdida seria total cuando se derrumbe la institución familiar por disposición del Estado. La educación de los hijos subordinados a las necesidades del régimen. La propiedad privada estaría extinta como estaría impedido el derecho a disentir, que es casi un derecho perdido en la Venezuela de hoy en día.
Del ámbito económico estamos enterados, jamás antes se vio tanta ruina frente al caudaloso ingreso que provee la renta petrolera. La corrupción no permite ni siquiera sostenerse al Estado, y por el camino que vamos cuando desaparezcan las empresas privadas nos toparemos con un estado que no podrá mantenerse por inepto. Las estatizaciones de empresas, las expropiaciones en el campo no sirvieron para nada porque el sistema de cooperativas no funcionó, y actualmente nos dirigen hacia las comunas, trillando todo lo adelantado en materia de descentralización a pesar de sus resultados evidentemente positivos. Todas las medidas que toma el régimen van dirigidas a acabar con la libertad, los ciudadanos de este país cada vez se hallan más asfixiados. Por ello, a la consigna impuesta, importada y desoladora de “Patria, socialismo o muerte” debemos anteponerle ¡Libertad o muerte!