Opinión Nacional

Legislando bajo presión

Como si no fuera suficiente la mayoría con que cuenta el oficialismo en el seno de la Asamblea Nacional, ahora el presidente de esa instancia parlamentaria, según registra el diario capitalino El Universal (23-09-00), estimuló a un grupo de militantes del Comité de Rescate de la Federación Campesina que visitó el Palacio Legislativo, a presionar para que sea aprobada en el más breve tiempo posible la anunciada Ley Habilitante, que otorgaría amplios poderes al jefe del Estado para dictar “con rango y valor de ley”, como reza el texto constitucional, los decretos -leyes que correspondan, de acuerdo a los ámbitos o materias señalados en el proyecto respectivo.

Pareciera que el régimen está dispuesto a descartar el debate parlamentario como uno de los recursos propios del sistema democrático y se inclina más bien por la adopción de la política de aprobación inmediata de las iniciativas presentadas por el Ejecutivo, sin tomar en cuenta la tan pregonada participación que se exhibe como uno de los rasgos sobresalientes de la “revolución democrática y pacífica”.

Por ese camino se acentúa el perfil autoritario, intolerante y sectario que hasta ahora ha caracterizado al régimen y, en particular, valga la digresión, la actuación en el escenario político de su cabeza visible, pues no hay la menor duda que el presidente de la República se comporta al frente del gobierno como un funcionario en actitud permanente de combate, que no concede ni da tregua al adversario y que, por el contrario, pone especial empeño en descalificar e inhabilitar para la confrontación cívica, desde su óptica personal, a todos quienes considera contrarrevolucionarios, ignorando a conciencia que la esencia de la democracia, sea ésta representativa o participativa, son el disenso, la pluralidad y el respeto, entre otros aspectos.

Resulta innecesaria, por decir lo menos, la postura del presidente de la Asamblea Nacional pues, si de algo pueden estar seguros tanto él como el primer magistrado, es que la Ley Habilitante no tropezará con mayores obstáculos para su aprobación, por lo que la presión solicitada al grupo de militantes del Comité de Rescate de la Federación Campesina, puede catalogarse de una peculiar gestión destinada a congraciarse con el titular del Ejecutivo y, de paso, transmitir un mensaje a los contados asambleistas ubicados en las filas de la oposición política, de que no habrá mayores consideraciones para quienes, mediante sus intervenciones, sean señalados como obstruccionistas del proceso de adopción en la escena parlamentaria del instrumento habilitante.

Mal comienzo para la actividad legislativa, pues nada presagia propósito de enmienda o de rectificación. Lo que más bien puede vaticinarse es que habrá un incremento de las presiones, como política de Estado, a fin de ajustar los trabajos legislativos a los intereses del Ejecutivo, tal como corresponde a un régimen de bien definidos atributos, entre otros: autoritario, militarista, personalista y populista, en indetenible evolución hacia el renacimiento en nuestro país del caudillismo que tan deplorable y doloroso rastro marcara la memoria colectiva de todos los venezolanos.

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