Opinión Nacional

Ledezma y la OEA

«La huelga de hambre de Ledezma arroja más luz sobre un tema que el sistema interamericano, es decir la OEA, va a tener que considerar muy pronto, si es que no desea pasar a ser totalmente irrelevante como organismo internacional. Ledezma está reclamando que la OEA eche un vistazo al golpe de Estado del cual él ha sido víctima.

La Alcaldía Metropolitana de Caracas es, en nuestro país, el segundo cargo electivo en importancia. Sin embargo, ha sido despojada de su sede, de sus atribuciones y de su presupuesto por decisión del presidente de la República. Este acto se une a otros semejantes, cometidos contra varios gobernadores de definición opositora. ¿Estos atropellos, que desconocen resultados electorales absolutamente legítimos y legales, cuándo es que entran en el radar de la OEA? ¿Cuándo es que se puede aplicar la Carta Democrática? ¿Sólo cuándo se producen golpes militares que derrocan presidentes? ¿Pero, los presidentes poseen algún tipo de inmunidad que les permite atropellar sus propias constituciones y a los demás poderes públicos sin que la OEA se de por enterada? Lamentablemente así ha sido hasta ahora. A mediados de mayo tuve ocasión de conversar con Insulza, en su oficina en Washington, por invitación suya, dicho sea de pasada. Nos habíamos
encontrado en la presentación de un libro y me pidió que lo visitara al día siguiente. Lo hice, acompañado de un amigo venezolano, que fue testigo de la conversación.

Era la víspera de la reunión en la cual la OEA iba a considerar el tema de Cuba.

Explicándome el asunto, me dijo Insulza que, en el fondo, no podíamos ponernos “demasiado exquisitos” con lo de Cuba porque “en el continente hay al menos siete gobiernos que no pasarían el examen de la Carta Democrática”. Dada la gravedad de lo que está ocurriendo en Honduras, me siento obligado a cometer la infidencia de transcribir lo que me dijo de seguidas: “Entre ellos el de tú país”.

De modo que Insulza (y la OEA en su conjunto) sabe perfectamente qué es lo que está ocurriendo en nuestro país en materia de vulneraciones a la vida democrática.

De todos modos, le relaté, muy detalladamente, todo lo que había ocurrido con la Alcaldía Metropolitana así como con Rosales y lo que estaba ocurriendo con las gobernaciones de Miranda, Zulia y Táchira.

Allí fue cuando cambió el tercio y paso a hablar de la reunión sobre Cuba.

El punto es que el sistema interamericano tendrá que pasearse con mucha seriedad sobre los alcances reales de la Carta Democrática. Por ahora tiene las manos amarradas. Pero, así como aquella debe proteger a los gobiernos frente a los golpes de Estado, también tendrá que proteger a los demás poderes elegidos por el voto popular frente a los golpes de estado presidenciales contra ellos. Fujimori disolvió el Congreso y la Corte Suprema de Perú y eso no movió a la OEA.

Chávez desconoce a gobernadores y alcaldes elegidos democráticamente; desconoce a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la OEA no ve ni oye ni habla. Celebro que la OEA haya reaccionado como lo hizo ante el golpe de Honduras. Sólo pido trato igual para Venezuela ante los golpes de Estado que Chávez le ha dado al Alcalde Metropolitano de Caracas y al de Maracaibo, al cual, como hicieron los militares hondureños con Zelaya, obligó a irse del país. Lo que es igual no es trampa.

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