Opinión Nacional

Las verdades y deudas de Miguel

Miguel Salazar, ejerce el periodismo estalinista, ese que borraba de las fotos de grupo a los que no comulgaban con el pensamiento único del padrecito, o les inventaban cargos para sentenciarlos por conspirar en contra de la única vía posible al Socialismo, esa que terminó por implosionar en 1989, sin que los fósiles que habían mantenido rígido el rumbo hacia el abismo reconocieran que estaban equivocados. Miguel Salazar y Ernesto Villegas son egresados de esa escuela, la de los “periodistas” que en lugar de establecer el Qué, Cuándo, Cómo, Dónde, Quién y Porqué de cada asunto tratado, lo diseccionan, apartan y esconden lo inconveniente, adulteran el resto, y presentan el aborto resultante de su inescrupuloso ejercicio como si fuese la conclusión objetiva e inapelable de un proceso científico. A Villegas le dediqué un artículo señalándole buena parte de lo que premeditadamente omite. Él continúa igual, refiriéndose en sus escritos a lo que describí como “buscarle la quinta pata al gato, sin hablar del gato”. Salazar es capaz de buscarle hasta la sexta pata al gato, y además difamar al gato.

En sus más recientes “verdades” opina sobre la renuncia de Henry Falcón al PSUV, y hace afirmaciones prepotentes, buscando congraciarse con el capataz de la finca revolucionaria (donde se están deslindando los que no quieren seguir siendo tratados como ganado), como parte del pago por favores recibidos. Salazar habla de Alianza pseudo revolucionaria, atribuyéndole el carácter de falsedad al eslabón del PPT, y poco le faltó para incluir al PCV también. Queda sobreentendido que la condición revolucionaria es monopolio exclusivo del PSUV, todos los demás son imitaciones, como productos Gucci made in Hong Kong. El PSUV es un armatoste cuya militancia es mayoritariamente virtual, improvisación del caudillo que refleja sus carencias, por lo que la ideología del partido oficialista es la misma tizana, repartida entre muchos. Pero de acuerdo al adulante análisis de Salazar, el marxista por ósmosis vendría a ser un clon de Lenin y Gramsi, dueño de la patente revolucionaria, cuyas regalías le pertenecen junto a las que emanen del culto a Bolívar, de quien también se apropió, como de otros personajes que maneja y utiliza a conveniencia.

La sesuda investigación científica de Salazar lo lleva a elaborar otras perlas de la Historia contemporánea de Venezuela, para inflar la estatura real del manganzón de turno, y bosquejar actuaciones dudosas de su chivo expiatorio -el PPT- presuntamente ocurridas hace 8 años: “la octavita que no concluyó el 11A”, sacando provecho  de la versión oficial sobre los sucesos de abril del 2002, que en el suplemento elaborado por los teóricos rojos, presenta a los malandros de Puente Llaguno como ángeles y víctimas, ergo, todos los que sean asociados con el bando contrario serán los malos de estos dibujos animados. Sin querer, Salazar evidencia cuan vigentes están los dogmas en su criterio, fantasea con un “Gobierno de transición imbuido de una buena dosis del carácter social que Chávez ha querido darle a su mandato, pero sin la lucha de clases que lo acompaña”. El caletre sesentoso no le permite salirse del manual, imprescindible le resulta en su receta revolucionaria la lucha de clases (probablemente la visualiza en la constante prédica del odio que adorna el discurso de su comandante, atizando a negros contra blancos, pobres contra ricos, el concentrado maniqueo en la pueril visión del teórico de cuartel). Reconoce sin proponérselo que “Chávez ha querido darle carácter social a su mandato”, lo cual luego de once años y 900.000.000.000 de dólares, deja muy mal parado a quien lo ha querido pero no lo ha logrado.

Acusa como pecado grave que “la Dirigencia del PPT siempre acarició la idea de un Gobierno laborista con apoyo del empresariado criollo”, como si Inglaterra estuviese en peores condiciones que Cuba, como si el Estado inglés no fuese responsable en lo social, y de paso le repugna la participación del empresariado criollo (la fórmula fidelista, impedir la iniciativa de los cubanos y promover sociedades lucrativas entre el Estado-Gobierno Castrista y las multinacionales). La novela de Miguel se espesa y aparece un Burro de Troya, “promovieron el éxodo al MVR y PSUV de Ali Rodríguez Araque, María Cristina Iglesias, Farruco Sesto, Rodolfo Sanz, Aristóbulo Istúriz,  Jacqueline Farías,  Julio Montes,  Ronald Blanco, Alejandro Hitcher, Ana Elisa Osorio,  Bernardo Álvarez, y Alberto Muller Rojas”. Estos ex pepetistas serían una quinta columna similar a la de los fascistas españoles en la guerra civil de 1936 a 1939.  Aquí pudiera darle la razón, pero no comparto que estas joyitas son saboteadores latentes a la espera de la orden de Albornoz para destruir al Gobierno chavista. Hace años que están dedicados a mal gobernar y han metido la pata en formas inconcebibles, en todas las posiciones que han ocupado. Alí diente roto Rodríguez, Montes y Sanz han hundido las empresas puestas a su cargo, la Iglesias (con Paulina Vamus) ayudó a dividir y debilitar las organizaciones de los trabajadores, Farruco casi se iguala a Millán Astray en su visión cavernícola de la Cultura, la Farías representa al súper esquirol que se burla de la voluntad popular, Istúriz-Blanco-Hitcher-Osorio-Alvarez- no han hecho más daño desde las funciones que han ejercido porque su mediocridad no se los ha permitido, a Muller Ibáñez Rojas, con su mentalidad cuartelaria, su pasado lusinchoso y su natural desgaste, no se le puede pedir más allá del nivel de constante cascarrabias que exhibe. Ese Burro de Troya del PPT lleva años haciendo mucho daño, claro que en eso nunca superarán al Chairman de Sabaneta.

En su afán por agradar al beneficiario del pagaré (gracias por los favores recibidos por raro incidente en selva de la hermana república) llama a Alfredo Maneiro “marxista neoliberal de dogmas y conducta ideológica poco diáfana”, a José Albornoz “alumno de Luis Alfaro Ucero”, armando nuevamente el andamiaje para que supongamos que Chávez no sigue dogmas, ni aplica recetas neoliberales, ni se comporta como el viejo adeco, último conserje de AD antes de la quemazón del 98. Chávez, que bebió en las fuentes del Oráculo del Guerrero y Ceresole, de Zamora y Marta Harnecker, que se asocia con las mayores transnacionales y mantiene de principal comprador vendedor a los EEUU, que consiguió el dólar en Bs 480 y ya lo lleva en Bs 4.300, que instruye al funcionariado nacional desde su improvisado Aló Presidente y cual monarca bananero ordena expropiar sin estudios previos ni respeto por el ordenamiento legal. Como dicen los maracuchos: “No estáis ni tibio Miguel”, en tus apreciaciones y lisonjas.

Cuando Salazar afirma que los malucos del PPT “deciden captar a H. Falcón”, uno inmediatamente asocia la maniobra de los constructores del Burro de troya con la “captación” por parte del movimiento Ruptura del zagaletón pinta paredes que soñaba ser pelotero, a quien Douglas Bravo convenció para que se metiera en la Escuela Militar, sin imaginar que llegado al gobierno iba a poner la cagada del pato macho. Aunque Salazar reconoce que “Chávez no admite los errores cometidos, se empeña en repetirlos. La intemperancia, la prepotencia, sumadas a una incompetencia inusual en las políticas del Estado”, por alguna misteriosa razón (¿deuda pendiente?) persiste en mantenerlo en el altar donde lo ha colocado ese detestable Culto a la personalidad, que ayuda a prolongar el antidemocrático comportamiento que motiva los distanciamientos, críticas  y saltos de talanquera (Salazar los llama reacomodos), que proseguirán, porque son expresión de un círculo vicioso con el monólogo agresivo y anacrónico del caudillo decimonónico en el centro, impedido de cambiar su mentalidad montonera (nació con 120 años de retraso, debió preceder a Maisanta, estaría en su tinta con los Monagas).

Afirma Miguel que “el chavismo sin Chávez contará con el apoyo de La Habana”, probablemente al recordar que cuando llamaron a Fidel la noche del 11A  para comunicarle que el zurdito había renunciado y quería irse a Cuba, el Fuhrer del Caribe recomendó que le hicieran esa propuesta a Aznar y lo enviaran a España. Así de poquitico era en ese momento, antes del intercambio de mercenarios por petróleo y dólares). Yo me permito aclararle que no hay Chavismo sin Chávez, que el chavismo es una aberración sólo posible por la existencia del personaje, que cosechó lo que AD y COPEI sembraron, catalizó el descontento de unos y el resentimiento de otros (los oportunistas se bajaron del vagón blanquiverde y se montaron en el vagón rojo), pero desaprovechó la oportunidad única que le brindó la Historia, por andar pretendiendo copiar acá el desvencijado modelo soviético, reformulado en Cuba. El chavismo no lo quieren los opositores, tampoco los denominados ni ni, y es evidente que aumenta el número de los que dentro del oficialismo ya están hartos del chavismo. Los adeptos del chavismo son los degenerados, obsesos del poder, promiscuos ideológicos como Ortega y Evo, los inescrupulosos y narcisos como los Kirschner, los inmaduros y ambiciosos como Correa y Zelaya, los dictadores consolidados como Fidel, Ghadaffi, Mugabe, Bashir, Ahmadinejad, los terroristas de la ETA, el ELN y las FARC, los gobernantes mediocres de países pequeños que prefieren “jalar bolas a la sombra antes que jalar escardilla al sol”, y cuanto bicho de uña tenga intereses en común con un megalómano que circunstancialmente disponga de petróleo e ingresos para repartir a toda escala, a cambio de aplausos y respaldos. Precisamente esa es su mayor debilidad, que el chavismo no tiene ideología propia, ni obra de gobierno realizada, anda de fracaso en fracaso (excepto en las maromas adulatorias del entorno y las plumas alquiladas), y para colmo exige que se mantenga el culto acrítico en torno a quien ha demostrado con creces no tener madera de Estadista, ni ser capaz de ejercer la Presidencia del país entero (sólo se preocupa por los de su facción), y rechaza toda expresión de Tolerancia, Convivencia Civilizada, Diálogo, Respeto por el Adversario, Aceptación de las decisiones adversas surgidas de la Voluntad Popular Mayoritaria, en pocas palabras es alérgico a la Democracia.

Ese estilo de fablistán estalinista aparece empelotas en el párrafo que le dedica a Fabiola Colmenares: “dejó íngrimo y solo a ese pueblo de Vargas. Allá no la quiere nadie. Despechados de quien les pintó pajaritos en el aire y les dejó el pelero para dedicarse a la dolce vita”. Otro ejemplo del periodismo que le busca la quinta y la sexta pata al gato, sin hablar del gato o difamándolo. Según la curiosa óptica de Miguel, los de Vargas, andan arrechos con Fabiola, quien fue can-di-da-ta, pero no están arrechos con García Carneiro, que es el gobernante electo y a quien corresponde “no dejar íngrimo y solo a ese pueblo, convertir en realidad los pajaritos que debe haberles pintado en el aire, para que no se sientan despechados”. Y si la hermosa Fabiola se dedica a la dolce vita, o a lo que le provoque, está en su derecho, y nadie le puede reclamar por no estar haciendo ella lo que le toca hacer al incapaz que, por fa o por fraude, puso el celestial CNE como gobernante a cargo. Chávez lleva once años echando la culpa de su pésimo gobierno a los que gobernaron hasta 1998 (y al imperialismo también, faltaba más), Miguel va más allá, le echa la culpa a los que ni siquiera llegaron a ser gobierno, y encima les reclama ¡ por vivir su vida !  Sigue así.

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