Las ratas gordas de la India
Sus propias patas están ocultas por la gran masa corporal del animal. Pesan entre 900 y 1.000 gramos y una de ellas alcanzó 1.400 gramos, cuatro veces más que el promedio, lo que las hace las más gordas del mundo. Son los miembros de una colonia de ratas aislada por investigadores del (%=Link («http://icmr.nic.in/000229/nin.htm»,»Instituto Nacional de Nutrición»)%) de la India, que podrían revelarles el por qué de un viejo secreto: la causa de la obesidad. Sostienen la hipótesis de que un gen hace a dichos animales proclives a la obesidad, ya que aún cuando son alimentados según los patrones para animales de laboratorio aumentan constantemente de peso, comiendo cuatro veces más que una rata normal.
Genética en la obesidad
Las consecuencias del descubrimiento del gen de la obesidad en las ratas podrían ser aplicables en la salud humana. El aumento de peso de las ratas de la India multiplicó la aparición de enfermedades degenerativas: resultaron estériles, exhibieron anormalidades del riñón, un 60% desarrolló cáncer de mamas, algunas presentaron cataratas y se redujo su expectativa de vida, de tres años en promedio, a sólo 18 meses. Una alerta a la especie humana.
La búsqueda de genes responsables de la obesidad no es nueva. Ya en 1994 (%=Link(«http://www.rockefeller.edu/research/abstract.php?id=4″,»Jeffrey Friedman»)%) y sus colaboradores, de la Universidad Rockefeller de Nueva York, describieron un gen responsable de la obesidad en ratones de laboratorio. Este gen influye en la producción de una hormona, llamada (%=Link («http://canales.laverdad.es/cienciaysalud/5_1_50.html»,»leptina»)%) que regula el apetito. La leptina no se encontró en los ratones del experimento neoyorquino, por lo que los mismos continuaron comiendo sin freno alguno. Al serle inyectada a pacientes humanos, la hormona sólo ejerció su acción antiobesidad cuando, por una causa desconocida, en el paciente la producción de la misma estaba disminuida. En otras palabras, los resultados obtenidos con los ratones no pudieron ser duplicados en humanos.
Las ratas gordas de la India permanecieron gordas después de suministrarles leptina, por lo que los investigadores indios concluyeron que debería existir otro gen responsable del sobrepeso. Aislarían el gen, lo clonarían y tratarían de producir la proteína que permitiría la producción de una droga contra la obesidad. Por lo que se observa, el camino propuesto es aún muy largo y seguramente costoso. Pero existen otras vías para abordar el problema de la obesidad en humanos.
Obesidad como enfermedad
La obesidad no es asunto de maquilladores, sino una enfermedad metabólica en la cual intervienen factores culturales, genéticos, ambientales y de estilo de vida. Es un enorme problema en naciones como Estados Unidos, donde gran parte de la población la padece, pero también en países en desarrollo. Muchas personas obesas en el mundo están desesperadas, pues parece que pocas cosas les funcionan para rebajar de peso, incluyendo las dietas vendidas como milagrosas, muchas de las cuales son en realidad truculentas y peligrosas. Millones de personas esperan la aparición de una píldora “mágica”. Y hacia allí apuntan las empresas farmacéuticas, grandes y pequeñas, en cuyas líneas de investigación y ensayo ya se encuentran unas 200 substancias potencialmente efectivas contra la obesidad. Las farmacéuticas intentan responder así a las alertas de los organismos de salud pública de varios países sobre la obesidad, que la relacionan con la diabetes, enfermedades cardíacas y otras patologías. El obeso es aquella persona cuyo índice de masa corporal (%=Link(«http://www.buenasalud.com/tools/bmicalc.cfm»,»IMC»)%) es igual o mayor de 30 kg/m2. Según este índice, en Estados Unidos un tercio de su población es obesa. En Venezuela parece ser que las autoridades sanitarias tienen otras prioridades y se asocia la obesidad, falsamente, a los estratos socioeconómicos altos.
Analistas de la industria farmacéutica prevén que una píldora efectiva contra la obesidad podría sobrepasar al conocido Lipitor para el tratamiento del colesterol, la substancia más vendida en el mundo, que alcanzó 12 millardos de dólares el año pasado. Una droga prometedora es la (%=Link(«http://www.acompliareport.com/»,»Acomplia»)%), producida por Sanofi-Aventis, de París, que se encuentra en ensayos clínicos avanzados; bloquea los mismos receptores de placer en el cerebro que responden a los efectos de la marihuana. La empresa espera su aprobación pronta por la (%=Link(«http://www.fda.gov/»,»FDA»)%), la agencia estadounidense para el control de drogas y alimentos. El Xenical, de Roche, es considerado seguro, pero sus pacientes lo abandonan rápidamente por dos efectos indeseables: flatulencia y deposiciones grasosas. Merck diseñó, conjuntamente con una empresa biotecnológica, un rociador nasal con una versión sintética de una proteína humana que ordena al cerebro cesar de comer cuando el alimento alcanza los intestinos.
Fracasos esperados
Pero no todo es gloria. Otros medicamentos han presentado efectos indeseables, como Meridia, de Abbott que parece estar relacionado con la presión arterial alta, por lo que algunos grupos de consumidores han solicitado la eliminación del permiso concedido por la FDA. Recientemente, la empresa Regeneron esperaba tener éxito con la Axokina, una versión obtenida por ingeniería genética de una proteína humana que da la señal al cerebro sobre cuándo dejar de comer. Pero la droga fue descontinuada el año pasado ya que el organismo creaba anticuerpos contra la proteína que bloqueaban su efectividad. Entretanto, Glaxo-Smith Kline siente la frustración por el fracaso de una prometedora droga contra la obesidad, llamada 771; a principios de 2005, después de 14 años de desarrollo y costos multimillonarios, la empresa anunció el abandono de la droga simplemente porque no había funcionado en los (%=Link («http://www.glaxosmithkline.fr/gsk/pdf/resultat2004.pdf»,»ensayos clínicos»)%) .
El efecto ambiental
El mundo científico está de acuerdo en que algunas personas están programadas genéticamente para ser delgadas y otras para ser obesas; pero sabe también que la obesidad es parcialmente una condición ambiental. El trabajo sedentario y el consumo de alimentos relativamente baratos de alto contenido calórico, que hacen engordar, son males de la sociedad actual. Las rutas del metabolismo humano degradativo, es decir las reacciones bioquímicas que en las células convierten a los alimentos en energía, forman un intrincado circuito en el cual constantemente se intercambian mensajes entre el cerebro, el estómago y los intestinos, cuyo resultado es hambre o saciedad. Si uno de los mensajeros de la ruta se bloquea, otro toma su lugar, ya que el organismo trata de protegerse contra la muerte por hambre. Este sistema es muy ingenioso y elegante.
¿Por qué ratas y ratones?
Desde hace décadas, las ratas y ratones han sido los animales favoritos de los científicos de las ciencias de la vida para sus trabajos de investigación, al emplearlos como animales de experimentación debido a sus semejanzas bioquímicas y funcionales con la especie humana. Con el advenimiento de la ingeniería genética, los investigadores de la nueva genética han construido animales (%=Link(«http://www.tecnociencia.es/especiales/transgenicos/5.htm»,»transgénicos»)%) insertando genes de conocidas enfermedades humanas en animales de experimentación, con el objetivo de estudiar en ellos el desarrollo de dichas enfermedades y su tratamiento con nuevas drogas, en lugar de hacerlo con humanos. Considerados así como biomodelos, estos animales han sido de extraordinario beneficio a la humanidad, haciendo resaltar que para su utilización existen también (%=Link(«http://www.encolombia.com/veterinaria/acovez26101evento.htm»,»normas bioéticas»)%) que deben ser respetadas por los investigadores.
Con el nuevo enfoque, las ratas gordas de la India darán su aporte parcial hacia la solución al problema de la obesidad, más aún, cuando el mismo está siendo abordado como realmente es: una compleja enfermedad multifactorial que está ligada a otras patologías. Hasta entonces, la mejor prescripción será no abusar de las comidas, evitar el consumo de alimentos “basura” de alto contenido energético y practicar un poco de ejercicio.