Las primarias y sus desventajas
Dedicarse a hablar de las virtudes de las ³primarias² para sacar un
contrincante que enfrente a Chávez, les parecería a muchos la gimnasia
estéril de un haragán que quiere repetirse sobre lo obvio en el entendido,
que las primarias son un mecanismo indiscutible, dado lo idóneo de su
naturaleza profundamente democrática, que no tiene sustituto, para los que
rechazan el régimen, como manera de reflejar la opinión de sus mayoritarias
y como desinfectante simultáneo de las componendas de cenáculos y de
cogollos.
Muchas otras gracias teologales se la atribuyen a este mecanismo de
consulta, entre las que se cuentan la de ser una plataforma de movilización
preelectoral de la ciudadanía que servirá de calistenia a la cita del 4 de
diciembre. Pensamos en forma muy distinta. El expediente en Venezuela de
elecciones primarias y sus resultados traumáticos y disolventes, pudieran
sostener un discurso-visto desde lo histórico-, contrario a esta tipo de
consultas. En 1968, Barrios y Prieto compitieron con consecuencias
devastadoras para AD; en 1973 con la llamada Nueva Fuerza, Jóvito se piró de
su compromiso acusando la elección de Paz Galarraga como fraudulenta y lanzó
su nombre por separado. En fin, existen infinitos casos de resultados
lamentables de estos eventos en nuestra experiencia política. Sin embargo,
sería injustificado tomar estos ejemplos para hilar una tesis negativa sobre
las ³primarias². Somos militantes de la libertad y mal podríamos oponernos a
que los partidos oigan a sus bases para la escogencia de sus abanderados
presidenciales. El recuento es sólo útil para medir la consecuencia
implícita de fractura que conlleva el modelo, en función de los apremios del
tiempo y de la necesidad de evitar focos de diatriba que se abrirían para
nuevos desencuentros. El estado de escasa motivación electoral a su vez,
convertiría las ³primarias² en un reducido ³happening² de unos cuantos
militantes disciplinados del antichavismo otorgándole a los que posean
maquinaria partidista sobre los demás una ventaja no representativa del
universo electoral por una parte y por la otra, la escasa concurrencia
desinflará mortalmente el menguado ánimo electoral de los que observarán
desde lejos -la mayoría- pero que no participarán en la convocatoria.
Nada sería mas antidemocrático desde el inicio, el de pretender castrar con
unas escuálidas ³primarias² la urgencia de presentar una candidatura que
tenga aliento nacional más allá de la asfixiante polarización. Unas
³primarias de la oposición² son en si mismas excluyentes y reduce de partida
el evento a los circuitos de los enemigos de Chávez fabricándose un deslinde
ocioso y odioso de confrontación que difícilmente superaría la posibilidad
de convencimiento del chavismo, el de sus disidentes y el enorme y extraño
mundo ³nini².
No dudamos en considerar, y es algo que mucha gente espera, el que los
aspirantes se acuerden en un consenso político. Este gesto, no sólo
constituiría inequívoco signo de madurez responsable sino que el impacto
generoso que percibirá de esta acción la ciudadanía, podría traducirse, más
que mil ³primarias², en un inesperado restaurador de la confianza que vaga y
extinta, miserable y rota entre nosotros, insiste en un destino.