Las olvidadas políticas de estado
A lguna vez este país siguió políticas de estado, aunque siempre se haya dicho que ningún Gobierno proseguía la obra de sus predecesores. Los sucesivos presidentes venezolanos, incluyendo las dictaduras, aplicaron algunas políticas de estado, todas muy exitosas, como el aprovechamiento del río Caroní, que se planifica en el período de López Contreras. Los sucesivos gobiernos construyeron el sistema que le suministra hoy a Venezuela electricidad. Otro gran logro del Estado venezolano fue la política petrolera que se desarrolló con prudencia, sensatez y coraje durante medio siglo, o la multiplicación de las universidades.
Intelectuales y políticos condenaron en bloque nuestra herencia histórica, sin separar la paja del grano. Tenían razón en sus críticas, pero involuntariamente le abrieron las puertas al chavismo al no precisar las causas de nuestra crisis.
Venezuela fue literalmente construida en el pasado, desde la Casona donde vive Chávez, a los cuarteles, las autopistas, las universidades, las grandes autopistas.
Chávez se comporta como un nuevo Adán que no ha encontrado nada a su alrededor.
Venezuela no tiene de qué avergonzarse de hombres como Pérez Guerrero, Arístides Calvani, Pérez Alfonzo, Egaña, Sucre Figarella, Luis Beltrán Prieto, dirigentes obreros como Delpino, Vargas, políticos como Enrique Pérez Olivares, Gumersindo Torres, Mayobre… La soberanía nacional la supo defender Jaime Lusinchi en el episodio del Caldas, o el propio Pérez Jiménez en el caso de las islas venezolanas. Hoy apreciamos la obra del INCE, después que fue destruido, la pacificación de Rafael Caldera, la doctrina Betancourt que se tornó práctica mundial, hasta en África no se reconocen a los gobiernos surgidos de golpes de estado.
La inflación ha sido principal causa de que en el país falten viviendas, en otra época los venezolanos ahorraban comprando cédulas hipotecarias que daban un rendimiento de 8%, existía un sistema de entidades de ahorro que servían para financiar las construcciones.
Antes se sabía que el trabajador o el profesional que poseía un buen empleo buscaría una vivienda cerca de su sitio de trabajo, como ocurrió con la CVG. Proyectos como ciudad Caribia o los edificios que se construyen en la avenida Libertador de Caracas, destruirán la ciudad. Por todo esto hay que votar aunque lluevan raíles de punta, Corpoelec organice la madre de todos los apagones, no salga agua del grifo durante 15 días. Pero, eso sí, nada de creer en la santidad de las actuales instituciones ni suponer que se cumplirá la Constitución, porque Chávez hará lo que le venga en gana.
Ya esta semana, después de la firma del acuerdo en el CNE, lanzó dos cadenas, para demostrar quién es el dueño de los corotos. Chávez nos acostumbró a sus arbitrariedades imponiendo caprichos como obligarnos a alterar media hora los relojes del país.
A Venezuela la amenaza la pérdida de la independencia y el menoscabo de la soberanía, las verdaderas consecuencias del gobierno de Chávez, A la condena fascista del pasado se opone la promesa de un futuro que rescate lo mejor de nuestra herencia, porque a la hora de proponer un borrón y cuenta radical siempre Chávez lucirá más sincero y decidido, nadie le ganará en el papel de revolucionario. En cambio, siempre será derrotado cuando en la búsqueda de un futuro, de algo nuevo, se invoque eso que llamaba Mijares lo positivo venezolano.
Chávez es viejísimo, antidiluviano.