Opinión Nacional

Las memorias de Chávez

Los discursos de Hugo Chávez pronunciados a lo largo de 13 años de gobierno e incluyendo los Aló Presidente, parecieran tener como objetivo fundamental dejar testimonio de  su vida familiar, de su actividad política y militar, en síntesis, de sus memorias, colocando en un segundo plano las responsabilidades que ha asumido en función de jefe de Estado, que lo obliga a realizar una obra administrativa para el progreso del país.

Las 9 horas de discurso del Comandante Presidente, parecieron estar dirigidas a demostrar la recuperación de su salud, si no tiene consecuencias peligrosas después de ser sometido a un tratamiento para curar el cáncer que lo afectó hace algunos meses, y al cual le dedicó buena parte de sus memorias personales, porque apenas le dio cuenta al país de algunos aspectos de la economía y la política transcurridas durante el año 2011, que en su opinión beneficiaron al pueblo chavista, para el que ha venido gobernando durante 13 años.

     El discurso estuvo fuera del mandato constitucional, en estricto apego a lo establecido en su texto y considerado como memoria y cuenta de un Jefe de Estado, obligado a demostrar con datos y cifras muy concretos cuáles fueron las obras fundamentales que se ejecutaron  durante el año respectivo y cuáles los planes futuros para corregir las deficiencias u omisiones de lo presupuestado. Cualquier análisis riguroso sobre lo que significa una Memoria y Cuenta del Presidente de la República, indefectiblemente lleva a la conclusión de que el Comandante perdió la brújula que le señala el rumbo para cumplir con sus obligaciones. Lo que caracterizó su prolongada intervención  ante los diputados y el cuerpo diplomático que fue a oírle a la Asamblea Nacional,  fue sin duda un relato de sus actividades juveniles en Barinas y en el Ejército venezolano, mezcladas con las de conspirador durante la llamada IV República y el ejercicio de la Presidencia que la ha tocado desempeñar.

    Durante de 13 años de ejercicio de la Primera Magistratura del país su discurso no ha cambiado a la hora de concurrir a la Asamblea Nacional a rendir Memoria y Cuenta, lo que ya confirma un estilo de gobernar, que comenta aspectos de su personalidad y algunos hechos favorables a su Administración , pero oculta la dura realidad del alto costo de la vida, de la destrucción del aparato productivo que lo ha obligado a importar más del 70% de lo que consumimos; de la falta de inversiones en PDVSA que la ha obligado a reducir la producción, compensada por el aumento  de los precios del petróleo, que le ha permitido financiar las importaciones; el aumento del déficit de viviendas que ha tratado de resolver en los últimos 2 años electorales; el deterioro de la infraestructura nacional que afecta hospitales, escuelas y autopistas; y sobre todo el desbordamiento del hampa que azota particularmente a los más pobres, asesinados impunemente.

    La inercia, la incapacidad que ha demostrado para en el ejercicio del poder ha tenido graves consecuencias  que no sólo afectan la convivencia entre los ciudadanos que votaron por él para ser Presidente de la República, sino también a la economía nacional, que al retroceder por varias décadas ha hecho  más pobres a los pobres y más ricos a su entorno de oportunistas que se han enriquecido al amparo del tráfico de influencias y de su permisividad para dejarlos saquear el Tesoro Público.

    La aspiración del Comandante Presidente de reelegirse por 6 años, para repetir lo mismo,  agravará la crisis económica y social que sufre la mayoría de los venezolanos, y sólo puede satisfacer los deseos de quienes se acostumbraron a sobrevivir de las limosnas que le hace llegar a través de algunas misiones, y de los nuevos ricos, que si hubieran comenzado a amasar sus fortunas mediante el trabajo emprendedor y dignificante de la persona, todavía estarían formando parte de la clase media baja y no contarían con mansiones en el este de Gran Caracas y en algunas metrópolis del Imperio y de Europa, y menos podrían disponer de yates y aviones particulares.

    Sus memorias ya están agotadas, resultan repetitivas, y la obra de gobierno es un desastre nacional. El candidato que los venezolanos escojamos en las elecciones primarias del 12 de febrero, debe recibir todo el respaldo de los demócratas del país, de todos los que aspiramos a un cambio pacífico, pero de contenido social como el concebido por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) que será presentado el 23 de enero de este año, y elegirlo Presidente de la República el 7 de octubre.

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