Las franelas no hacen votos
Franelas impecables, de estreno, sin una manchita. Alcohol también. Autobuses como pasto.
Gente obligada a marchar, para hacer bulto en este intento de hacer una demostración de fuerza electoral. Y hasta se engañan confundiendo franelas con votos. Centenares de franelas rojas en cuanto Centro Comercial encontraron en el camino y miles de personas con la franela y la gorra en una bolsita, regresando a pie, muy temprano en la mañana. Escapándose desde el lugar en que los soltaron.
Claro que hay un chavismo fanático que participó, pero la inmensa mayoría no quería estar allí. En Venezuela se acabaron las esperanzas que acudían por voluntad propia a esos actos que promueve el gobierno. Los marchistas de antes eran votos, estos de ahora no son devotos.
En medio de ese humo, para intentar convencernos de la democracia de una ley del trabajo inconsulta, Marcela Máspero, líder a muerte del sindicalismo gubernamental, declaraba ayer no conocer el articulado de la Ley. Tampoco la CTV, o Fedecamaras. La ley más consultada, no lo fue así. Les puedo asegurar que cuando se conozca en detalle la ley, hasta los trabajadores van a protestar por una parte del articulado. El gran daño que produce una Ley improvisada como esta, se prolongara por décadas, haciendo estragos en la capacidad productiva de un país, que hoy más que nunca requiere de trabajo.
Octubre está tan sólo a escasos cinco meses de distancia. El Gobierno ahora se dedica a prolongar la agonía de una revolución de fracasos. En lo que parece una transición a un modelo de gobierno sin Chávez, convoca casi de emergencia la instalación del Consejo Federal de Gobierno. Los próximos meses requerirán de una fuerza patriótica que haga frente a los movimientos que originará el reacomodo de fuerzas, dentro del chavismo, en el país y hasta fuera del país en los cuasi dueños de nuestra patria: cubanos, chinos e iraníes.
Intente concentrar su pensamiento en lo que observa y no en lo que quieren que observe. Lea entre líneas, aguce sus sentidos y deje de repetir bolas y rumores. Lo único cierto es que Chávez está enfermo, vamos camino a una contienda electoral muy pareja en el próximo mes de octubre, las lluvias están por comenzar, la inflación supera el veinte por ciento anual y este gobierno no hace nada para acabar con la inseguridad.
Chávez puede durar un mes o cincuenta años más, ese no es el factor que cambiará a nuestra Venezuela. La Venezuela nueva la tenemos que construir ladrillo sobre ladrillo, con constancia, trabajo, tesón, compromiso y voluntad, sobre un acuerdo social que logre integrar a todos los venezolanos por igual.