Las decisiones impostergables
Desde la experiencia del Referéndum Revocatorio, cada vez que se presenta un evento electoral la oposición se desgasta en debatir si acude o no a votar y descuida los problemas de fondo: las alternativas a la posición oficial, la identificación de las dificultades para presentar un frente común y, lo más importante, discutir sobre como incidirá después del acto electoral las decisiones que se tomen.
Sería un error plantear la alternativa de no votar en el Referendo utilizando el argumento de un esperado fraude electrónico. Entendámonos de una vez. El proceso electoral se divide en dos etapas: La primera es la previa al acto de votar. En esta es donde el régimen comete abusos de toda naturaleza: Uso indebido de los recursos públicos. Intervención descarada en el proceso, del Presidente, Ministros y otros funcionarios. Amenaza a los empleados del Estado con pérdida de su trabajo si no apoyan electoralmente al régimen. Nombramiento de un CNE parcializado y control de los otros poderes públicos. Manipulación del REP. Allí esta el fraude y “eso” no puede corregirse a corto plazo. Eso, lo hemos sabido los ciudadanos desde el Revocatorio y sin embargo hemos estado dispuestos a votar con la esperanza de que una mayoría de votos neutralizaría las otras desventajas. La segunda etapa es la del día de la votación. Quiero insistir en que la oposición puede detectar ese día cualquier trampa que el régimen intente. Veamos. Se dice que el CNE y la CANTV modificarán en la transmisión de datos el contenido de las actas. Imposible, si la oposición recibe copia de las actas antes de su transmisión. Por lo tanto, los resultados que anuncie el régimen tendrán que coincidir con la sumatoria física del contenido de las actas. Se dice que las actas, podrán no reflejar los verdaderos votos emitidos. Falso, si se cuentan manualmente las papeletas depositadas en los centros de votación, seleccionando la mitad de las cajas en forma aleatoria, deben coincidir las actas con los votos emitidos o habrá habido fraude. Pero para que ese proceso funcione se requiere que la oposición tenga testigos entrenados en todas las mesas para que reciban copias de las actas y participen en el conteo de los recibos de los votos. Es en esta fase donde ha estado la gran falla de la oposición. Se han abandonado muchas mesas antes de concluir el proceso. Se ha dejado de asistir a otras tantas. ¿Por qué nadie, nos ha informado si las actas coincidían con los resultados emitidos por el CNE? (porque no se recogieron todas) ¿Por qué en el Revocatorio la oposición perdió por mayor margen en las mesas de votación manual? (porque no estaban allí los testigos). De manera que la excusa del fraude electrónico no es válida, por cuanto éste se puede detectar… siempre y cuando la oposición este presente.
Por eso, es importante hacerse las siguientes consideraciones:
1) Si se decide votar, ¿Podemos colocar gente entrenada en todas las mesas?
2) Si se decide no asistir, la pregunta es la misma, porque se requerirán testigos para evitar que el régimen “infle” el número de electores para neutralizar el impacto de la abstención.
3) La reciente “ampliación” de la Reforma por la AN, aumenta la desconfianza en sus intenciones y fortalece la opción de trabajar todos para evitar que se convoque el Referendo.
4) Por último, una pregunta importante ¿Se debe acudir a un acto electoral para decidir si seguimos viviendo o no en democracia? ¿Son negociables los derechos humanos?
Quedan 42 días hasta el 2 de diciembre. Hay que decidir ya, el curso de acción. Sería muy triste perder por “For feit”.
¡Pero, hacia allá vamos!