Las cosas en su sitio
Dos nuevas voces se han unido al coro de quienes, en el marco de la comunidad internacional, expresan preocupación respecto al comportamiento y tendencias absolutistas de Hugo Chávez.
En primer término, el ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, en una entrevista concedida a la prestigiosa revista Veja, de amplia circulación, afirmó que Brasil “tiene el deber de no dejar al presidente Hugo Chávez desviarse hacia el absolutismo y el aislamiento”. Por su parte, el general James T. Hill, Jefe del Comando Sur de EE.UU, dijo al Senado de su país que el presidente Hugo Chávez “estaba llevando a su país a un régimen cada vez más autoritario”, añadiendo que giró instrucciones a sus colaboradores para observar “el proceso (venezolano) más detenidamente”.
Que el ex presidente brasilero se haya pronunciado en los términos que recoge la susodicha entrevista es muy significativo porque hasta hace muy poco tiempo el mandatario venezolano se refería a su entonces homólogo como su “gran amigo”, dando por sentado que podía contar con el apoyo suyo para enfrentar cualquier crisis de carácter institucional que pusiera en peligro la estabilidad del régimen.
Y en cuanto al militar estadounidense, en razón de la posición que ocupa, es reveladora su afirmación de que “las decisiones (últimas) del presidente Chávez parecen augurar un giro hacia más autoritarismo”.
Si a lo anterior se agrega la circunstancia de que la salida electoral a la crisis política luce cada vez más remota en razón de la conducta desganada y tramposa asumida por el oficialismo, la comunidad internacional no puede menos que enfriarse al abordar el caso venezolano y, por ello, la Mesa de Negociación y Acuerdos, el Grupo de Amigos y el secretario general de la OEA, las instancias principales en las que confía el movimiento opositor, no dejan de mostrar signos de inquietud en referencia a la importante y delicada gestión en la cual se encuentran comprometidas.
De prestar cuidado a las periódicas ediciones del programa ¡Aló, Presidente!, podrá comprobarse que el jefe del Estado no tiene el menor interés en ninguna de las fórmulas que se han asomado para la realización de elecciones. Si antes, “Bicha” en mano, se pronunciaba por el referendo revocatorio, ahora no le concede ninguna importancia a dicha alternativa y, vuelta a las andadas, son los años 2007 y 2021 los que atraen su atención.
Puede concluirse que, de persistir la actual situación, estarán en entredicho las aspiraciones democráticas de las grandes mayorías ciudadanas, opuestas al fortalecimiento del absolutismo y al entronizamiento del autoritarismo, como también del militarismo, de la demagogia y del populismo. Por ello es imprescindible robustecer el movimiento opositor en sus diferentes expresiones para así, enfrentar exitosamente, con las armas que proporciona la civilidad, esa mal llamada “revolución”, que tanta angustia y desasosiego ha generado en la población venezolana.