La vigencia de Capriles
El G2 cubano ha desatado una operación mediática para crear la sensación de derrota en la oposición, paralela a las objeciones que se han hecho a la campaña de Enrique Capriles.
La inminencia del colapso de la salud de Chávez, sin que haya entre los rojos un pitcher de relevo capaz de derrotar a Capriles, puso a trabajar sobretiempo a los cerebros del G2 cubano. Fidel conoce las debilidades y fortalezas de sus enemigos y ha ordenado una blitzkrieg sicológica para desmoralizar a los miembros de la oposición. Este ataque viral de las fuerzas rojas tiene un objetivo muy importante: preparar a los demócratas para que acepten la inevitabilidad del triunfo «abrumador» del chavismo. Campaña que se lanza aprovechando la publicación de objeciones que pueden ser equivocadas pero son legítimas, como las expuestas por Rafael Poleo, sobre una supuesta debilidad en la campaña del candidato opositor.
Enorme cantidad de recursos mediáticos y financieros han sido usados para vender esta fábula. En forma insidiosa han difundido la idea que este «muchacho» no tiene vida electoral y que su candidatura «no levanta», creando algunas grietas en la coraza de la Unidad. Esta maniobra de desinformación, normal en una campaña electoral, ha hecho que un pequeño sector de las fuerzas democráticas duden de su elegido. Estas vacilaciones han dado oportunidad a las «anclas» informativas chavistas a resaltar el hecho fabricando cifras espumosas que indican que la intención del voto a favor del gobierno es cercana 70%. Según ellos la campaña de Capriles está empantanada porque no tiene carisma. La inevitable conclusión, traída por los pelos, es que la falta de atractivo personal y de labia del mozalbete facilitaría que el 7-O las huestes comunistas ganen con cualquier candidato que presenten.
Las encuestas son las armas escogidas por el G2 para ablandar el terreno en esta ofensiva previa a la inscripción de los candidatos. Las encuestas bien hechas son el reflejo de lo que ocurre y en sí no son buenas o malas. Hay encuestadores profesionales serios, junto a sujetos picarescos que no aguantan dos pedidas para cuadrar los resultados. En nuestro realismo mágico coexisten encuestadores profesionales y seudo videntes comprados, supuestos expertos en leer las cartas electorales.
Como los chavistas cambian el nombre a todo, ahora coimas y moja-manos se llaman «donaciones». La miel al igual que los excrementos atrae las moscas. Ahora Jessy no será el único encargado de anunciar falsos triunfos. Este nigromante fue el encargado por el supremo de anunciar su victoria en el referéndum y divulgar que la oposición lograría menos de 30 escaños en la Asamblea Nacional. Son las gitanas que nos leen el tarot.
Los laboratorios del G2 cubano además de desarrollar armas sicológicas también nos revenden tecnologías para el fraude electoral. Al efecto han sobornado a funcionarios venales para que compren con enorme sobreprecio unas baratijas electrónicas para manipular las elecciones. Las maquinas de votación, los capta huellas, el satélite chino y ahora el cable submarino en su conjunto no valen mas de 150 millones de dólares, pero hemos pagado mas de 500. Lo peor es que el control de esos instrumentos está en Cuba. El 7-O será la prueba de fuego de ese diabólico sistema para crear 4 millones de votantes virtuales que han colocado ilegalmente en el REP. Si la totalidad o parte de estos falsos electores aparecen votando, el fraude estará probado. Por ello Chávez dictó «la línea» para el 7-O: el triunfo chavista será «abrumador». En la práctica esto es un imposible porque el país esta dividido en dos toletes de tamaño semejante. Una victoria aplastante del chavismo solo puede ocurrir con los votos virtuales.
Otro argumento contra Capriles es su edad. No entiendo como en un país con mayoría de jóvenes se diga que «ese mozo no ha madurado aun», cuando el «muchacho» tiene 40 años. Fidel tomó el poder a los 33 y Chávez se alzó a los 34. Ese lábil argumento tratando de descalificar su juventud no resiste un análisis serio. Para los fósiles antediluvianos, con Fidel basta y sobra.
Otro argumento es la falta de carisma y elocuencia. No hay duda que en esa área Chávez le lleva una morena a Capriles. ¿Pero quá nos ha dejado el carisma y la logorrea? ¿De qué le ha servido a Cuba el carisma de Fidel? ¿Para qué fueron útiles a los italianos y alemanes las dotes histriónicas de Mussolini y Hitler?
Aparte de las falencias del candidato, la campaña de Capriles no ha sido un dechado de virtudes. La reacción ante las recientes y respetables críticas, que no podemos identificar con las maniobras de Fidel, tuvo algo de prepotencia y altanería. La arrogancia no es buena consejera. La campaña aun puede y debe ser ajustada. Algo que seguramente se hará.