La Venezuela-Ron
Lea usted la prensa venezolana de los últimos días y encontrará que un gran espacio está dedicado a Lina Ron. ¿Quién es Lina Ron?
Lina Ninette (nombre bien escuálido, por cierto) Ron Pereira es una venezolana de 50 años de edad. Abandonó sus estudios universitarios para convertirse en líder de pandillas de invasores de los espacios públicos y privados, en nombre de “la revolución”. Quemó la bandera de los Estados Unidos en 2001, lo cual la hizo notoria. Tomó espacios públicos, como la Plaza Andrés Eloy Blanco, para convertirlos en nidos de malandros pro-chavistas. Asaltó el Palacio Arzobispal de Caracas. Dice amar al comandante Hugo Chávez y su lema es: “Con Chávez todo, sin Chávez plomo”.
Que ha pasado en Venezuela, donde hay tantos insignes médicos, pintores, músicos y arquitectos, entre tantas personas destacadas y dignas, para que una persona como Lina Ninette Ron Pereira ocupe la atención de nuestra sociedad? Porque no se oyen noticias sobre el Orfeón Universitario, sobre la apertura de bibliotecas u hospitales, sobre la inauguración de carreteras, escuelas, jardines botánicos o embalses? Por qué se ha extinguido casi completamente la memoria de Picón Salas o de Briceño Irragorry? Quien habla hoy de Antonio Arraiz? Donde está la nueva literatura venezolana? Donde están los nuevos poetas y novelistas?
Que Lina Ron se haya convertido en nuestra Juana de Arco, o en nuestra París Hilton, como usted prefiera, revela el grado de deterioro al cuál ha llegado nuestra sociedad bajo el régimen chavista. En un artículo aparecido hace algún tiempo yo contrastaba la Venezuela chavista con nuestro reciente pasado democrático y mencionaba el contraste entre Alí Rodríguez y Juan Pablo Pérez Alfonzo, Arístides Calvani y Nicolás Maduro o entre Tobías Nóbrega y Andrés Germán Otero, para ilustrar nuestro grado de involución social. Pero lo de Lina Ron, creo yo, es emblemático de una sociedad que ya se encuentra al nivel de la anomía. Hace ya muchos años mi dilecto amigo Julio Barroeta Lara me definía el tema preferido del cine mexicano, quizás con demasiada severidad, como “un chulo ahorcando a una puta”. Hoy en día pudiéramos definir el chavismo, sin exagerar de severos, como “un ladrón asesinando a un narcotraficante”.
Lina Ron es el símbolo de una Venezuela muy venida a menos, un país donde el lenguaje está profundamente degradado, donde la vida humana no vale mucho y donde la sociedad ha perdido la capacidad de ver hacia adelante, hacia el futuro, con algún optimismo. La Venezuela-Ron es una Venezuela de pacotilla que tendrá que ser barrida y fumigada, antes de que nazca una nueva sociedad de gentes cultas y libres.