La Venezuela de Chávez
En numerosas oportunidades por más que busquemos explicaciones y establezcamos correlaciones para explicar la llegada de Hugo Chávez a la presidencia de la Republica en diciembre de 1998, queda claro que el país y su sociedad estaban sumergidas en parte en un abandono tal que fueron presa de un discurso, una palmada, una frase y una esperanza. De tal manera que la primera explicación plausible alrededor del triunfo de Chávez, es sin lugar a equívocos su conexión con el pueblo y el haber podido presentarse como la esperanza del cambio, amalgamando izquierda, derecha, militarismo, populismo, pueblo y caudillo al punto de ser imbatible por la vía electoral en los finales de los noventa.
Los principales responsables de que Venezuela tenga como presidente un populista radical con los rasgos de Chávez, fueron precisamente los partidos políticos, su clase dirigente incapaz de renovarse, transformarse e alternativa democrática y plantearse con sólidos proyectos y programas de gobierno creíbles, operativos, viables, que asumieran por el medio de la calle el tema de pobreza, la educación, el desempleo, la salud y en líneas generales el deterioro de la calidad de vida del venezolano. Esa bandera fue la que hábilmente empleo sin vacilar el centauro de Sabaneta que sabía que todo proyecto, promesa y frase era con y ante todo el “pueblo”. De modo que Chávez fue exitoso desde ese punto de vista, lastima que el éxito no lo acompaña en cuanto a su gestión y gabinete, es inaceptable que Venezuela cierre el 2005 con la inflación y el desempleo mas alto de la región latinoamericana.
Las cifras son duras, no mienten, tiene cara de perro y drama mas si aceptamos el ingreso que hemos tenido de forma sostenida por petróleo y sin embargo, no somos capaces de crecer, de generar productividad, de construir 100 mil soluciones habitacionales, de pavimentar 100 mil kms, de trasmitir seguridad para la inversión nacional y extranjera, lo que si es una realidad es el grado de polarización en que henos caído, el aumento desproporcionado de la corrupción, la ineficiencia a todo nivel, la invasión y confiscación de la propiedad privada y además con unos factores de oposición que como serán de incapaces y perversos que el mismo Chávez deviene a veces y se desdobla en oposición.
El saldo es trágico, nos cuesta masticarlo y asimilarlo no es ni es menos que la destrucción sostenida del país, de sus activos, de su presente y sus expectativas, nadie se como el cuento que las misiones son la gran solución para Venezuela, si fuese así porque tenemos las cifras de desnutrición, desempleo, infancia abandonada, miseria humana y encima a un presidente que tan locuaz como fue CAP I, quiere arreglarle la vida a todo el mundo, a los cubanos, toda Centro América, Caribe, países andinos y demás, mientras el rancho arde, mientras los venezolanos nos morimos por falta de oxigeno y sutura, por asesinato, atraco.
Este país fácilmente y cagado de la risa ha tenido unos ingresos petroleros, y tributos que solo en el bienio 2004 y 2005 permitirían transformarlo y convertirlo en el primer país de la América Latina, pero eso es imposible porque la economía nuestra es prociclica, esta enferma, va contra la historia, el desarrollo, el mercado, y además tenemos a la corrupción como rasgo distintivo del quehacer político revolucionario. Mientras ayudamos, donamos, prestamos petróleo, divisas, recursos a quien lo solicite por parte de Cuba y para usted de contar, nuestros niños se mueren de hambre, nuestros conciudadanos no consiguen empleo porque la industria venezolana esta quebrada y descuartizada por los efectos recesivos y las políticas del gobierno que ve en el sector privado no un aliado sino un enemigo, y donde igualmente la propiedad privada no es garantía es enemiga de la revolución.
Mientras Venezuela y su clase dirigente junto a la ciudadanía no asumamos que los grandes países se han desarrollado cuando la educación no es vista como un gasto sino como inversión junto a diversas iniciativas públicas y privadas que en su conjunto moldean una sociedad y economía sana, vigorosa y pujante algo que dista mucho de lo que estamos viviendo y observando en la Venezuela de Chávez.
