La Venezuela coja
Como analiza Simón Alberto Consalvi en su discurso de incorporación como Individuo de Número a la Academia Nacional de la Historia, en el cual desarrolló el pensamiento y la acción civilizadora de Santos Michelena, “La formación anglosajona de Michelena en sus años de estudio en Filadelfia lo orientaron y persuadieron de las bondades del liberalismo económico..” sin embargo ..“ Su problema estuvo quizás en el medio y el momento en que trató de aplicarlas..” y continúa Consalvi ..“Acaso eran incompatibles también aquellas teorías con un país que de un modo u otro era una especie de rehén de los héroes y combatientes de la independencia que imaginaron al Estado acreedor de sus guerras”.
Valga la reflexión del historiador, pues sí algo ha caracterizado la política venezolana a través de los años es el pensamiento estatista que asfixia. Sin excepción demócratas y dictadores, presidentes civiles o militares, así como los partidos de variada ideología sea comunista, social demócrata o social cristiana, no han hecho otra cosa que acumular poder en manos del estado en detrimento del poder económico en manos del ciudadano. En Venezuela están por surgir los abanderados del sistema capitalista, el mismo que ha sido capaz de desarrollar naciones y brindar bienestar a los pueblos en un marco de libertad nunca antes conocido en la historia de la humanidad.
Hoy, una utópica revolución socialista, bajo liderazgo militar, sigue conduciendo el país por idénticos derroteros del pasado. Nada nuevo bajo el sol, mayor dependencia en la renta petrolera, mayores trabas a la economía con más impuestos y controles, mayores niveles de corrupción e ineficiencia administrativa, crecimiento de la informalidad y la pobreza y a modo de colofón, fortalecimiento de la cultura clientelar a todos los niveles socio económicos.
El mismo abuso de poder que hizo latifundistas a próceres independentistas y que convirtió a políticos en millonarios, hoy campea con su irrespeto a la moral y los principios, en instituciones y empresas estatales. Fabulosas fortunas se hacen a la sombra de negocios para abastecer Mercal, en la comercialización de crudos, en la confiscación de tierras, en la compra de industrias con recursos de todos los venezolanos o en la constitución de cooperativas con créditos amañados de institutos financieros del estado. La Venezuela coja, hoy está más coja que nunca.
