La Unidad una necesidad histórica
Las ultimas encuestas, todas, ponen de manifiesto que el pueblo venezolano supero el estado hipnótico al cual lo había llevado el castro comunismo a la venezolana. Ya hasta aquellos que se sienten partidarios del expresidente fallecido manifiestan su descontento del cómo se conduce el gobiernito del heredero escogido a dedo que escoge también a dedo candidatos a las alcaldías y a los concejales sin tomar en cuenta la opinión de sus posibles electores.
En los grupos informales con los cuales me encuentro, en los abastos, supermercados, farmacias, las quejas por el desabastecimiento y los altos precios son unánimes. He oído expresiones tales como “se murió el comandante y nos dejó este regalito que todo lo hace mal. La merma de los seguidores ideológicos y sentimentales con relación al apoyo al actual estado de cosas es evidente. La franja de independientes, no partidarios ni del madurismo castro comunista ni de la alternativa democrática, se reduce a favor de esta última.
El acoso de la delincuencia impune aterroriza a la ciudadanía en todo el territorio nacional y se negocia, desde el oficialismo, con ella hasta el absurdo de darle legalidad a sus acciones dándole estatus oficial de fuerza armada.
Ya se habla de alumbrones en vez de apagones. Lo reiterativo de las fallas eléctricas, achacadas siempre a representantes de la fauna o saboteadores inexistente, disminuye la escasa productividad sobreviviente y pone es serio riesgo los equipos electrodomésticos cuyo inaccesible precio imposibilita su reposición.
La incapacidad, por falta de formación especializada, de los administradores de las funciones públicas hace imposible la resolución de la problemática existente. Rodearse de incondicionales incapaces de cumplir con las tareas que se asignan hace que se acumulen los fracasos que repercuten en el malestar de las comunidades. Quien se ha formado para la guerra, el cuido de las fronteras y de la soberanía del país no está habilitado para ser administrador de la salud, del abastecimiento, de la seguridad pública de cualquier otra especialidad puesta irresponsablemente bajo su coordinación.
Dada la veracidad incontestable de los particulares expresados en los párrafos anteriores si usamos el único instrumento que nos queda, que nos es otro que el del voto, llegará el momento, más pronto que tarde, en que el evidente cambio cuantitativo produzca el cambio cualitativo que esperamos.
Por ello, a la unidad como valor supremo se añade la unidad como una necesidad histórica para la búsqueda de nuevos derroteros que nos conduzca a una autentica Venezuela en democracia y libertad plena, libre expresión de las ideas, respeto a los emprendedores, aumento de la productividad nacional en el marco de un Estado de Derecho.