La UCV: “no” al recado de los asaltantes
Debemos admitir sin tapujos con lo que ahora también ocurre en la UCV, que en Venezuela, la “Revolución” de Chávez no va a dedicarse a otra cosa distinta que a seguir intentando apropiarse de todos los espacios y martirizar al país hasta que ceda(sí es que lo logra) con el veneno de su raquítica “ideología “Bolivariana.
Con la misma estrategia con las que exacerbaron con éxito las carencias y vicios del sistema de partidos, y haciendo uso de ese mismo método de medias verdades con el propósito abortar el auténtico debate que debe darse en las universidades, tal como ocurrió con el país -vulnerado en la dignidad de su conciencia colectiva víctima de la inmensa estafa de la Constituyente, el poder originario y la refundación de la república cuyo ruin resultado no ha sido otro que reforzar el poder autoritario del Estado, y acrecentar el mando de una sola persona en desmedro de las instituciones-, las universidades de triunfar el tomismo al impulso del proyecto colectivista autoritario, no sólo resentirán para ver empeorada la autonomía universitaria, sino que todo el proceso de una posible renovación que conecte a la Universidad con el país y el indetenible ritmo de los cambios globales, quedará conculcado y empozado en los vicios retrógrados de la intolerancia de los asaltantes enviados desde Miraflores.
En la UCV debe evitarse a toda costa la dispersión de las minorías militantes de tomistas por la fuerza pública; no sólo por lo peligroso que podría ser este precedente de salirse el régimen con la suya y apoderarse de la universidad que les permitiría mañana reprimir a sus adversarios indiscriminadamente vulnerando autonomía universitaria para cualquiera de sus fines inconfesables, sino que lejos de servir de persuasión, distorsionaría a favor de ese repudiado grupúsculo una capacidad de influencia que más que insignificante es casi nula en todo los niveles del cogobieno universitario.
Por fortuna no creo que esto se vaya a dar. En cualquier caso, es la comunidad universitaria la que está obligada a librar el combate frontal desde adentro, y no apelar a una torpe y suplicada medida bonapartista. El desafío de la Universidad es enfrentar este problema con firmeza, coraje y sobre todo con esclarecedora racionalidad, de otra manera sino reaccionan los estudiantes a la pasividad que han mostrado hasta ahora, nadie podrá hacerlo por ellos y una conducta de esa naturaleza les sería inexcusable. De la misma forma que es inaceptable que la sociedad venezolana en sus sectores supuestamente democráticos adversos a la regresión de este régimen, se hagan la blanda idea de terminar con él alentando y apoyando una salida militar, eso es un encargo además de inescrupuloso, ilusorio (en cuanto a los resultados deseados) y una confesión de limitación y apoplejía política incompatible con los desafíos que el chavismo le exige a nuestra capacidad política y agudeza intelectual de revertir los acontecimientos.
Ante esta nueva irrupción de barbarie de convertir a la UCV -y con ella a todas las demás instituciones de educación superior-, en una dócil corporación al servicio de la truculencia chavista, le impone una interesante y delicada tarea a la juventud universitaria y al resto de su conglomerado como barricada de primera fila contra el despotismo autoritario, colocándola hoy en el ineludible compromiso de salvaguardar en nombre de la nación entera los trascendentes valores del orden, el pluralismo y el derecho de construir a Venezuela en paz, lejos de esas fallidas profecías de los buhoneros de la ilusión desquiciados por ver un mundo transformado bajo la descabellada confianza del uso de la violencia.