Opinión Nacional

La triple justificación de COPEI

El Partido Demócrata Cristiano COPEI arriba a su 62 aniversario. Motivo de reflexión, nos interpela la necesidad de recuperar la institucionalidad partidista en Venezuela, que sea tal en su más profunda y eficaz dimensión conceptual. Y ello significa, aunque se lea paradójico, repolitizarla abandonando el ultrapartidismo que tanto daño le hizo, para reencontrarse con las restantes expresiones de la llamada sociedad civil. No obstante, específica y sumariamente, sostenemos que COPEI tiene y tendrá justificada vigencia en la medida que pueda ejemplificar en lo interno la democracia que reclama, actualizarse desde una perspectiva ideológica y programática, así como el de comprometerse cabalmente con las necesarias transformaciones histórica que requiere el país.

Por una parte, se justifica la existencia de COPEI en la medida que domicilie la democracia interna tan demandada para el resto del país. Agencia de socialización, como todo partido, su práctica militante debe caracterizarse por un ejercicio ejemplarizante de la democracia y de la libertad, claves indispensables para un esfuerzo creador. La tolerancia, el pluralismo, el respeto, la comprensión constituyen importantes elementos para edificar la comunidad ciudadana que se desea, realizando el Estado de Derecho al interior de la organización, la división de los órganos del poder público partidista y el honesto manejo de los bienes disponibles. Una institución reglada, sustancial y procedimentalmente pulcra, es la que puede escenificar el debate y la emergencia de los relevos que necesita el país, con el concurso de todas las generaciones que la conforman.

Por otro lado, COPEI no se entiende fuera de la dimensión del Humanismo Cristiano. Una adscripción que se concreta en lo social (Socialcristianismo) y en lo político (Democracia Cristiana). No lo monopoliza y tampoco se ofrece como una sucursal religiosa. Empero, ha de esforzarse por repensar una perspectiva diferente para el país que tarde o temprano saldrá de esta amarga experiencia neo-autoritaria, y no hay mejor plataforma doctrinaria e ideológica que la fundada en valores y principios de tamaña trascendencia. Equivale afrontar el reto de la postmodernidad (aunque la estimamos como una interpelación del proyecto de la modernidad), acogiendo ˆpor lo demás- los aportes que el catolicismo latinoamericano ha hecho en los últimos años e, incluso, un significativo sector protestante, sin temer a la discusión propiamente teológica que ha de oxigenar la interpretación de los más mundanos acontecimientos que padecemos. En lo personal, la centralidad de la dignidad de la persona humana y la estructuración del bien, pueden lanzarnos a un largo plazo para echar las bases de una sociedad democrática, post-capitalista y autogestionaria, pero el realismo y la imaginación creadoras comporta responder a la posibilidad de una economía social y ecológica de mercado como factor importante hacia la consecución de una sociedad de derechos humanos y calidad de vida, en libertad.

Finalmente, importa en demasía el compromiso personal e histórico que nos lleva al campo de la autenticidad, la más íntima convicción, la honestidad, el sacrificio, la responsabilidad. El militante demócrata-cristiano que, ante todo, un cristiano convencido. E, independientemente de su privativa confesión religiosa, lo convoca un elenco de valores y de principios que lo obligan a la integridad de su conducta, ideas, planteamientos, realizaciones y aspiraciones. No hay COPEI, no hay Democracia Cristiana, si no existe el militante comprometido, capaz de rendir un testimonio eficaz de lo que se desea y por lo que se lucha en la Venezuela del siglo XXI. Y miremos el ejemplo del socialcristiano más modesto, más sencillo, que a pesar de las adversidades, de las incomprensiones, de los ardides maquiavélicos, conserva intacta su adhesión y, más allá de COPEI, su compromiso con una radical transformación del país que ha de sortear el desafío irreemplazable de proyectarse gracias a los consensos democráticos que seamos capaces y decididos de construir.

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