La técnica de la razón
Según una reseña de María Lilibeth Da Corte en El Universal: “… Una afección estomacal ocasionada por un alimento en mal estado fue la razón que mantuvo alejado estos tres últimos días al presidente Chávez de la escena…”.
Esa afección estomacal habría causado suspensión tanto del maratónico “Aló Presidente” previsto para cuatro días continuados de transmisión como del viaje a El Salvador.
Por su parte VTV señala “razones técnicas” para la suspensión del programa que debía haber sido transmitido desde Guárico en la ocasión de inaugurar una planta de soya saborizada; el gobernador regional Willian Lara, en la rueda de prensa de los lunes del Partido Socialista Unido de Venezuela, habría confirmado la versión.
Bien
Nada de extraordinario resulta que la ingesta de alimentos en mal estado por parte de un funcionario pueda modificar todo un programa oficial de prevista ejecución. Sucede en todas partes y en cualquier momento.
Pero el asunto toma otro cariz desde el momento en que un vocero oficioso y desde el exterior toma el control del asunto y transmite otra versión no conocida hasta ese momento.
Es así que el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, por lo visto mejor enterado o nada enterado de los asuntos internos de Venezuela, afirma en su alocución que: “… el presidente Chávez no asistió a la toma de mando del presidente Mauricio Funes, ‘por estrictas razones de seguridad’…”
Se sostiene todavía la información oficial venezolana puesto que evidentemente, no resulta estrictamente muy seguro para nadie eso de estar viajando, compartiendo y departiendo en actos oficiales, mientras se padece de una afección estomacal precariamente controlable y ante la posibilidad de una sorpresiva y violenta distensión de esfínteres que pudiere producir la citada “… afección estomacal ocasionada por un alimento en mal estado…” como afirman unos, o “… por un queso que se comió…” como dicen otros.
Pero…
Como siempre sucede con algunos funcionarios de este gobierno, tratando de explicar, complican.
Cambia de perspectivas el asunto, cuando interviene la voz oficial de Venezuela y en boca del Canciller Nicolás Maduro, se pone el asunto en una nueva dimensión desde el momento en que afirma que la ausencia de Hugo Rafael Chávez Frías en los actos oficiales en El Salvador : “… se debió a informaciones acerca de un posible atentando en contra de la vida del Jefe de Estado…”.
Nicolás Maduro abunda en detalles al señalar “… a supuestos grupos que actúan como miembros activos de la CIA y del terrorismo internacional…” y complementa sus afirmaciones, vinculando a sospechosos: “… Luís Posada Carriles y Alejandro Peña Esclusa podrían estar involucrados en los supuestos planes de magnicidio… el hecho fue investigado con los organismos de seguridad de El Salvador y posteriormente también fueron investigados por Venezuela…”
Razones Técnicas
Pareciera entonces que el asunto de la suspensión del maratón de cuatro días del “Aló Presidente”, seguido de la ausencia en los actos de juramentación del Presidente Mauricio Funes en El Salvador, independiente de otras consideraciones que puedan ser conocidas en el futuro, si tiene razones. Dos precisas razones estrictamente técnicas.
La primera, muy conocido vocablo y de uso común en el léxico venezolano, se trata del término culillo: “… Diarrea paroxística que sufre el gallo de pelea cuando pierde…” (Diccionario de Venezolanismos, UCV, AVL, Fundación E y H Schoegass, 1993). Y paroxismo, para complementar, significa: “… fase de una enfermedad en la que todos los síntomas se manifiestan con máxima intensidad…” (Diccionario Larousse, 2008).
Queda en manos del interesado en el tema, escudriñar en las informaciones y hechos antes, durante y después de la manifestación del culillo presidencial: ¿Cuál?; ¿con quién?; ¿cómo? y ¿dónde?, fue esa pelea donde perdió el gallo.
La segunda se refiere a un hecho muy común y repetitivo en ese sórdido mundo de “la inteligencia y contrainteligencia a la cubana”.
Consiste en un hecho que la larga historia desde 1960 a esta parte se ha encargado de registrar. La única posibilidad de que el natural cubano Luís Posada Carriles, alias “Bamby”, residente en los Estados Unidos, pueda siquiera pensar e intervenir en una operación como la señalada o sugerida por el Canciller de Venezuela Nicolás Maduro –quien al parecer bien poco de ésto conoce–, reside exclusivamente en la voluntad y en la orden de su eterno contralor: Fidel Castro Ruz.
Nadie podrá negar jamás la posibilidad de que un ejemplar “cubano durmiente”, émulo de ese Bamby y no identificado aún en el medio, pueda ser manejado a voluntad y a control remoto por el nuevo dueño del poder en Cuba, quien aunque se apellida Castro, no es Fidel.
Recordemos que aún no ha quedado suficientemente muy claro aquello de la muerte de Salvador Allende Grossens con proyectiles disparados con un AK–47: a) ¿Fueron realmente efectivos del Ejército chileno durante el asalto al Palacio de la Moneda el 11/09/72 sobre las 14:00 horas, quienes lo asesinaron?; b) ¿fue el Jefe de Escoltas, un cubano sembrado a su lado y que respondía a las órdenes directas de Fidel Castro Ruz? o, c) ¿Salvador Allende Grossens se suicidó con el fusil AK–47 que expresa y personalmente le había regalado Fidel Castro Ruz?
Preguntas, sin respuestas
De quién depende una u otra circunstancia en el caso que nos ocupa. Pareciera que del nivel de sumisión del gobierno de Venezuela a los intereses políticos –y de cualquiera fuere otro el orden– del nuevo jefe de Estado en Cuba, Raúl Castro.
De allí que para los interesados, con o sin anillos de seguridad, del plural de las razones técnicas alegadas, sería conveniente, por estrictas razones de seguridad, pasar a considerar el asunto desde otro ángulo en singular: La técnica de la razón