La revolución hizo aguas
Comunismo a mansalva. Socialismo de mentiras. Militarismo a ultranza.
Engañifes por diseño intentan convencer a los venezolanos de que esta revolución vela por nosotros. La revolución de pacotilla, ha destruido al país, usando las banderas de una guerra contra el imperio, el capital y la apátrida burguesía. Nada más burgués, en su acepción más prístina, que la madre de los Chávez, señora que no conozco, pero a la que debo respeto, cuyas muestras evidentes de riqueza no requieren demostración. Burguesas las piscinas en sus fincas y burguesas sus “adqueridas” costumbres de nuevos ricos. Si me llaman a declarar, les mostraré las fotos que circulan en internet, incluyendo el manojo de joyas de su señora madre. Irrespeto el que profesa el presidente, llamándonos ladrones a todo aquel que lo adversa.
No importa cuánto quieran esconder el bulto, el resultado está a la vista. No hay mucho que enseñar, como producto de esta revolución. No limpiaron el Guaire, ni construyeron el segundo puente sobre el Orinoco, ni la fábrica de computadoras en Falcón, ni el complejo azucarero en Barinas. Nos llenaron de aviones que ya dejaron de volar y de material bélico inservible, sólo comparable al desastre que han hecho con las importaciones de comida y con cuanta cosa le han puesto la mano.
El show del domingo con una planta empacadora de arroz en el 23 de Enero, daba lástima. Una maquina empacadora y una docena de obreros alrededor de ella, para hacernos creer que esa actividad “productiva” va a generar un cambio en nuestro país. Me recuerda la ruta de las empanadas o los cultivos hidropónicos al margen de la autopista. Vean con detenimiento el video comercial que le hace propaganda a la fábrica iraní de vehículos, para que busquen los robots de soldadura, los tanques de fosfatado o los túneles de pintura. Pura fantasía socialista. Vienen las carrocerías completas, para a duras penas completar un ensamblaje al que siempre le “falta medio para completar un real”. Busquen en la calle los turpiales rodando y entenderán cuantos han producido después de casi cuatro años de mentiras revolucionarias.
El Metro se cae a pedazos y la electricidad repotenciada no produce otra cosa que cortes de energía. Así estamos llamados a convertirnos en una potencia mundial. La fábrica de satélites no arranca y el centro de desarrollo genético que instalarían en la emblemática finca la Marqueseña, dos años después de arrebatada (en 2009) tendría: 6 vacas, 138 novillas, 8 toros reproductores y seis becerros que nacieron allí, con el apoyo de la Empresa Cuba Export. Clase de éxito el de esta revolución.
Chávez se tendrá que quedar sin voz, para tapar los huecos que ha producido con su rampante ignorancia. No hay un sólo proyecto que no haya hecho agua y después de más una década de errores, no le queda otra que seguir vendiendo futuro y echarle la culpa de los males a los colombianos, a la burguesía, al imperio y a los dueños de Globovisión.