La religión es irracional, es sólo una colección de esperanzas
El diccionario de la real academia española define a la palabra racional como: “1. Perteneciente o relativo a la razón; 2. Conforme a ella; y 3. Dotado de razón.”, mientras que define a la palabra religión como: “1. Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto; 2. Virtud que mueve a dar a Dios el culto debido; 3. Profesión y observancia de la doctrina religiosa; y 4. Obligación de conciencia, cumplimiento de un deber.”
La humanidad ha existido en el planeta Tierra entre 600 y 750 siglos y descubrió la ciencia hace apenas unos 2 siglos y medio; por ello debería bastar saber que mientras la religión dominó a la humanidad como única y absoluta fuente de la verdad—algo altamente paradójico, ya que cada pueblo, clan o tribu poseía su religión propia—cada una con su propia versión de la verdad—la humanidad vivió sin diferenciarse mucho de los demás animales silvestres; mientras que desde que la ciencia comenzó a difundirse por toda la humanidad el progreso social ha sido literalmente explosivo; sólo para mencionar uno de sus éxitos, la vida promedio de un ser humano se extendió de los 40 hasta los 80 años; y más—y ni hablar de las comodidades y salubridad masificadas en cuando a las personas mismas, sus viviendas, sus vestuarios y calzados, su recuperación de la salud luego de una enfermedad o evento traumático o catastrófico—y la prevención de enfermedades y catástrofes con suficiente tiempo de antelación para salvar muchas vidas humanas y ambientes naturales con sus respectivas fauna y flora.
Antes de la ciencia, los humanos sólo podían implorar clemencia o ayuda a sus dioses y / o hacer diversos tipos de sacrificios rituales, ante las calamidades—y aunque así lo creyesen—ninguna comodidad; ni siquiera sustento, vivienda o vestuario les eran proporcionados sobrenaturalmente por sus dioses—los seres humanos estaban obligados a arreglárselas por cuenta propia.
Sólo cuando los seres humanos comenzaron a tomar en serio a su raciocinio para buscar respuestas a sus preguntas—en vez de preguntarle a sus dioses—descubriendo la primigenia de las ciencias: la lógica, comenzó la humanidad a progresar.
Esa lógica lo llevó a inventar la agricultura, la domesticación de animales y métodos para conservar los alimentos en exceso que obtenía de las plantas que cultivaba y de los animales que pastoreaba, y a abandonar su tradicional estilo de vida nómada como cazador, pescador y recolector y fundar asentamientos permanentes; donde no todos estaban obligados a trabajar para obtener alimentos—y algunos de ellos entonces tuvieron tiempo disponible para pensar; para usar cada vez más su raciocinio.
Desde ese cambio de someterse “a la voluntad de los dioses” a usar su raciocinio para buscarle respuestas a sus preguntas, soluciones a sus problemas e inventar formas para hacer su vida más confortable y feliz, el progreso humano nos llevó desde la invención del cero y la rueda; y la domesticación del fuego, hasta las computadoras, los teléfonos celulares, los robots y los trasbordadores espaciales—y los científicos continúan trabajando en millares de áreas tan distintas que con toda seguridad, dentro de un milenio más, la humanidad actual será percibida como la “edad de piedra”.
Por otra parte, la guerra entre judíos y musulmanes—y entre muchas otras religiones distintas—y el terrorismo internacional, no tendrán fin sino cuando quienes mantienen vivas esas tragedias humanas, abandonen la irracionalidad de sus creencias religiosas y comiencen a usar su raciocinio para alcanzar la paz que todos desean.