Opinión Nacional

La reinvención del más allá

La oposición naturalmente plural ha confrontado severos problemas de consenso y articulación para responder a la agenda política cotidiana, sobresaturada e incansable, en los últimos años. En buena medida, gracias a los fortísimos e interesados estímulos del régimen, hubo sectores que pretendieron saltar el ineludible calendario político, creyendo desterrar los males del país en 24 horas, sin asomo alguno de un dato revelador: pensar, disponerse y hacer una transición democrática que ha de construirse día a día, frente a las propias impaciencias.

A menos que se planteé una solución milagrosa, siendo posible únicamente en los hechos constantes y sonantes, debemos seguir andando y madurando los caminos frente a un proyecto que supera o dice superar la actual configuración de los elencos de poder. Significa desplegar toda nuestra voluntad para ir unidos, eficazmente unidos, a las contiendas electorales que – no olvidemos – también equivale a agudizar las contradicciones subyacentes en una aparente coalición gubernamental, constatado el monopolio del PSUV y – por si fuera poco – la propiedad que ejerce el Presidente de la República sobre la herramienta o el artefacto partidista que se ha dado.

A la indefinición no menos interesada del proyecto presidencial, aunque de indubitable inspiración marxista, se agregan – en consecuencia – los padecimientos políticos, reales y conceptuales de los transitorios compañeros de ruta. Empero, siempre está abierta la hipótesis de una confiscación del PCV, de cuadros más organizados y experimentados, así se haga una versión del leninismo de acuerdo a las puntuales conveniencias del clan gobernante.

Mientras tanto, valen los ejercicios escatológicos que no encontramos en los manuales, recetarios, folletos u otras piezas de la tradición marxista. Y es que, yendo más allá de una acumulación y alteración de la correlación política de fuerzas en el país, esencia de los venideros comicios regionales, el chavezato pretende reinventar la agenda de la oposición, ocultando la suya.

En efecto, rechazando toda legitimidad opositora, está empeñada la maquinaria propagandística y publicitaria del oficialismo en endosarle sendas intenciones separatistas de la que no hallamos indicio alguno. Empleando un lenguaje que soporta holgadamente la prueba del carbono 14, los “lacayos del imperialismo” responden a planes magistrales de fragmentación del territorio nacional, oloroso al azufre de los traidores de la Patria, aunque muy poco o nada se dice de la consabida reclamación del Esequibo o de la lesión patrimonial que comporta subsidiar a otros países ahora rentistas del petróleo venezolano.

Constatamos un discurso ultranacionalista que no se compadece con las realidades, a la vez que es el régimen el que tapa las cartas de su más allá, como lo ha hecho en casi diez años. Violentando la Constitución, amplió el dispositivo de su reforma por la nada participativa vía parlamentaria, queriendo sorprendernos con un proyecto hegemónico que traiciona literalmente hasta los presupuestos del marxismo.

La oposición debe insistir en el camino trazado, como anuncio de otros que exigirán talento político, profundidad y coraje. El que se reinventará es el gobierno mismo en sus veleidades escatológicas, necesarias de interpretar y atajar a tiempo.

Coletilla sobre el Mayo Francés

Al hacer una revisión de la prensa de mayo de 1968, encontramos que el primer día la policía allanó la universidad de Columbia en Nueva Cork y más de 200 personas protestaron a Franco en Madrid, mientras que el consejo directivo del Sindicato Nacional de la Enseñanza Superior hacía un llamado a los vecinos del Barrio Latino, en París, para albergar a los perseguidos y heridos. La movilización parisina del día 13, fue gigantesca y, según AP, los estudiantes intervinieron para mantener el orden, “patrullaron a lo largo del desfile en motocicletas, actuaron de agentes de tráfico en las calles y transmitieron órdenes por los megáfonos eléctricos”. Y, además, al día siguiente, los estudiantes de Montevideo intentaron asaltar una seccional de la policía para rescatar a los compañeros que protestaron el alza del pasaje de los autobuses; y, por cierto, a mediados y finales del referido mes, Arturo Uslar Pietro y Gonzalo Barrios escribían al respecto en el diario “El Nacional”.

En Venezuela, entre los dimes y diretes de la CTV, el problema consistía en los rumores de golpe de Estado: César Rondón Lovera afirmó que “la situación es propicia para un golpe” y el Presidente Leoni aseguraba “en Venezuela no habrá más golpes”. Y en Chile también, pues el Presidente Frei descartaba una asonada, al igual que el senador Carlos Altamirano que cumplía una condena por apología a la revolución armada.

Poco debimos aprender del denominado Mayo Francés, porque hubo fuerza, convicción y espontaneidad a lo largo de toda la historia del movimiento estudiantil venezolano. Después de la jornada parisina, lo reafirmó el Movimiento de Renovación que partió de la UCV y – estimamos – las rebeliones en la juventud socialcristiana y en la comunista, amén de la aparición del Poder Joven, pero debemos añadir la llamada Crisis de Octubre en la UCAB por 1972, sobre la cual versó Gustavo Morales Piñango (El Nacional/Caracas, 05/11/72), como Joaquín Marta Sosa y Juvencio Pulgar (Summa/Caracas, 15 al 30/11/72), a pesar de la caravana de automóviles que la despreciaron (El Nacional/Caracas, 12/11/72).

¿Pasó la época de los “estudiantólogos”?: Orlando Albornoz, Heinz Sonntag o Héctor Silva Michelena también estudiaron el fenómeno. ¿Que hay hoy?.

Coletilla sobre la Ley de Tránsito

Los motorizados protestan por la novísima reforma de la Ley de Tránsito Terrestre, en la sede de la Asamblea Nacional. La movilización de un sector informal, con la intensidad y bullicio extraviado por ahora en el de los buhoneros, parece obligar a una reconsideración de la materia. Sin embargo, hay una circunstancia excesivamente relevante: ¿Acaso se cumplen las leyes en Venezuela y, específicamente, la de Tránsito Terrestre?

Nuestra intención no es la de profundizar en el gravísimo problema de la anomia (negativa) que nos aqueja, ni la de una disertación jurídica sobre la pertinencia de la reforma. Unicamente, deseamos observar a) que la pieza legislativa fue sancionada con olvido de las previsiones constitucionales sobre la participación, sobre todo de los afectados: entonces, ¿por qué de la protesta masiva en el supuesto de una amplía consulta y consenso?; b) que, fuera de toda sensatez, el reclamo está fundado sobre los derechos adquiridos frente al resto de los venezolanos: ¿si todos quisiéramos conducir nuestros vehículos según nuestro leal antojo?; c) no hay interlocución alguna con los motorizados, por lo que gobierno y oposición son completamente ajenos a las vicisitudes de quienes no pueden siquiera acudir al INCE a adiestrarse para incursionar en un inexistente mercado de trabajo: ¿no hay una agenda política destinada a aquellos forzosamente condenados a engrosar el “lumpemproletariado”, más allá de las manipulaciones oficialistas?.

La noticia sobre la movilización motorizada en Caracas nos parece un dato trascendente, así afloren todas las culpas que hacen el caos urbano. Inevitable, tiene una dimensión política.

Coletilla sobre las presunciones políticas

Un amable internauta nos hace llegar una nota sobre las presunciones políticas, tema que ocupó la anterior colaboración para “Venezuela Analítica”. Y está en lo cierto, pues hay “latinazos” que hubiesen resuelto más expeditamente la materia y no citamos el medio y la fecha de aparición de la ilustración de Dumont referida. Sin embargo, destaca una observación sobre la presu ción “iuris tantum” (no admiten prueba en contra).

Políticamente, asunto que nos interesa resaltar, el Presidente Chávez presume de una revolución incuestionable y, claro está, ejerciendo todos los atributos del poder, sus seguidores están muy lejos de impugnarla, excepto corran el riesgo del destierro. Dentro de los parámetros establecidos, parte de tan eficaz versión que no libera de las pruebas que pueda aportar la oposición (“onus probandi”), y sobre todo cuando el cuestionamiento versa sobre la naturaleza misma: una prueba ADN ejerce un peso considerable en el caso de una paternidad equívoca, por muy consolidada que esté. Por consiguiente, decir de una revolución social cuando la pobreza experimenta un incremento indignante, comprobada documental, estadística y empíricamente, destruye la ficción deseosa de vender por el gobierno.

En todo caso, ha sido un ejercicio de argumentación frente a las realidades que no admiten las convenciones del lenguaje, porque acá hay retroceso y no revolución. ¿Dónde está la clase obrera respaldante de Hugo Chávez, genuina y decidida?

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