La reforma constitucional
Los venezolanos no sabemos cuántos atropellos más nos corresponderá observar en un país en el que todo ya es considerado como algo “normal” o cotidiano desde el cierre de medios de comunicación, pasando por un Presidente de la República, que de paso dada la escasa visión y musculatura de nuestra oposición, él se da el lujo de prácticamente imponernos a “todos” los venezolanos la agenda y el debate.
De tal manera que en la actualidad está planteado como punto nodal en el escenario político venezolano un proceso de reforma constitucional, que todo parece indicar que será substancial, transcendental y radical, y donde por supuesto las líneas gruesas o más relevantes estriban básicamente en impulsar: una nueva geometría del poder y territorio con lo cual pasamos de 22 estados a 7, ni hablar de las alcaldías y concejos municipales, se plantea además, la reelección indefinida, continua o permanente “únicamente” del Presidente de la República (algo además de reñido con un sano espíritu democrático no visto ni siquiera en la Constitución Cubana), pero además, el creciente poder, atribuciones y potestades del ejecutivo (Presidente de la República) se incrementan notablemente, y como si fuera poco, se desconoce, irrespeta y no contempla tácitamente el sagrado y transcendental derecho de “propiedad privada”.
Pero al plato fuerte se le suman algunas entradas poco democráticas, entre ellas, duplicar los % de firmas y votos para convocar y revocar un mandato popular, se reduce la edad del elector de 18 a 16 años, y en términos de descentralización, federalismo y transferencia de competencias se produce un claro retroceso, atentatorio contra la norma, la tradición y los logros experimentados en Venezuela desde 1989 con lo cual estamos presenciando una clara recentralización del poder en términos de distribución funcional.
Se habla de un cambio “ligero” que es “radical” introduciendo incluso un nuevo poder público (poder comunal) no contemplado en la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, con lo cual se crea una nueva lógica y sinergia de interacción e interrelación directa entre el Presidente de la República y el ámbito y poder comunal, dejando como jarrones chinos a los alcaldes, cámaras edilicias o municipales y demás figuras vigentes en la Constitución de 1999.
El tema de la autonomía universitaria es uno de los postres. Y frente a esto y tanto debate visto en esta temática, debemos recordar que la autonomía universitaria es una categoría, un mandato, una figura, una máxima y principio transcendental de la Universidad, y por tanto, no puede abordarse o estudiarse como si estuviésemos hablamos de un hallaca, sujeta gustos, a posturas, a la tradición de cada región.
Si a estos elementos expuestos de forma rápida le sumamos la vocación reiterada del Presidente de la República de proponer: un régimen de partido único, una ideología única, limitar el pluralismo ideológico y político, concentrar mayor poder en manos del Presidente de la República, promover procesos eleccionarios que no tiene la singularidad e ser periódicos, transparentes y confiables, controlar y censurar la libertad de información, comunicación y expresión, y como si fuera poco la toma de decisiones y el poder tiende a confinarse en manos de un pequeño grupo, casta, los amigotes del partido único, o él. Señoras y señores saquen ustedes mismos sus conclusiones y les pregunto a los distinguidos lectores que votaron legítimamente por el presidente Hugo Chávez, si realmente ellos votaron para cambiar y transformar positivamente al país o fue más bien un cheque en blanco dado para hacer y deshacer al hoy presidente.
Este país y los venezolanos apostamos al trabajo, al progreso, al empleo, al estudio, la ciencia y la tecnología, apostamos por un mejor sistema educativo, un optimo sistema y poder judicial, más seguridad jurídica, personal y colectiva, productividad, inversión y mejores condiciones de vida para “todos” los venezolanos. Han pasado algunos años y los venezolanos, tanto lo que votaron por Chávez como quienes no lo hicimos, seguimos esperando los cambios, seguimos apostando a Venezuela y creemos que la pretensión de Reforma Constitucional del Presidente Chávez es un franco retroceso en todos los ordenes, por lo cual manifestamos nuestra distancia y rechazo con toa la legitimidad que todavía tenemos como ciudadanos. Veremos…
Profesor de la Universidad de Los Andes E-mail: [email protected]