Opinión Nacional

La rebelión de las leonas

La literatura y películas infantiles ofrecen analogías con la vida real que merecen ser analizadas con detenimiento. Para entender, por ejemplo, el suceder de las posiciones de poder que se desarrollan en la Teoría de Juegos, la película de Disney «El Rey León» viene como anillo al dedo.

En «El Rey León» el malvado Scar conspira en contra del rey hasta que logra alzarse con el poder. Para mantener su dominio, Scar se alía con los depredadores, las hienas. Y los depredadores lo apoyan porque pueden tomar más de lo que les corresponde en el balance natural de las cosas. Pero como las hienas se acostumbran a tomar más de su «ración», agotan la riqueza y su capacidad de regenerarse. Como no hay creación de riquezas sino pura y simple destrucción –que es lo que hacen los depredadores- convierten el otrora lugar rico en un lugar de miseria. Y cuando esto sucede, se voltean en contra de Scar exigiendo más «raciones».

Scar entonces tiene que recurrir a mayores sacrificios y pretende sacrificar a quienes les producen la riqueza, que son las leonas. Claro, tiene que encontrar un culpable para justificar su incapacidad y mantener el poder.

Hay un libro muy interesante, «The True Believer» de Eric Hoffer, en el que estudia los orígenes del fanatismo y los movimientos de masas, y los clasifica según su tipo. Entre ellos analiza el movimiento revolucionario que se basa en una idea (como el marxismo), el movimiento social que se basa en una metodología (como el nazismo), el movimiento que se basa en una creencia religiosa (como el cristianismo temprano) y el movimiento que se basa en el interés de las personas, muy conocido por nosotros en Venezuela. No tiene otro fundamento que la satisfacción de las necesidades materiales de los mercenarios, quienes tratan desesperadamente de darle la forma de alguno de los otros movimientos revolucionarios. Lo cierto del caso es que no lo logran. El líder que tiene encima la pirámide completa debe negociar para que lo ayuden a hacerla aparentar como normal. Es cuando vienen los excesos inhumanos. Es Scar negociando la continuidad de la lealtad de las hienas.

Finalmente las leonas, que ya no tienen más nada que perder, se dan cuenta de que la imagen del poder no es una pirámide donde Scar está en el pináculo, sino que éste sólo sostiene la base para evitar que todos se den cuenta que la verdadera relación de poder es una pirámide invertida que aparenta estar derecha por medio del terror y de la psicología social. Al desaparecer la riqueza, se rompe la conexión de poder y el sometimiento psicológico. Las leonas piensan que es Scar quien las tiene sometidas, cuando la verdad es que son los depredadores quienes las someten a fuerza de terror. Entonces se rebelan.

La riqueza es la única manera de ser generosos. La humanidad está en la necesidad de crear riqueza y de hacer participar a todos de la riqueza creada. La riqueza no está en el oro que no sirve para nada ni en el dinero que es la mayor mentira de la humanidad.

Pero también hay que saber la diferencia que existe entre el bien común y el bien particular de muchos. El bien común es aquello que favorece a todos y el sacrificio de uno beneficia a todos. El bien particular de muchos es cuando el sacrificio de uno beneficia a otro. Por ejemplo, cuando se le quita una casa a uno para dársela a otro. No hay bien común porque se quiten muchas casas y se las den a muchos, porque lo que se le quita a uno está beneficiando solamente a uno en particular

Si no hay riqueza, se vive como en el mundo de El Rey León cuando Scar sometió a todos a la miseria.

La única herramienta de Scar y de los que son como él es hacer creer a otros lo que no es mediante el engaño. Por eso es que el remedio contra Scar está en la verdad y en la transparencia. Y en la vida real, también en el voto. El voto es la rebelión de las leonas.

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