La reacción inteligente
El inconsulto y para nada participativo “paquetazo” de Chávez tiene que ser enfrentado con inteligencia y sangre fría. Es evidente que el caudillo espera que una reacción emocional e improvisada de la oposición, la distraiga de los temas de la campaña electoral regional, fomente de nuevo la polarización en torno a su figura, provoque que el necesario esfuerzo de movilizar la calle se concrete a destiempo, durante las vacaciones, y se agote, sin resultados, antes de los meses decisivos de octubre y noviembre. Una estrategia inteligente debe, durante el mes de agosto, informar al país de los puntos del paquetazo que son inaceptables, porque fueron rechazados por la mayoría del país en diciembre pasado y por tanto violan la constitución vigente, dejando de lado las leyes técnicas, algunas de las cuales contienen reformas positivas, como la ley de espacios acuáticos. Además, en agosto, hay que introducir los recursos de inconstitucionalidad ante el Tribunal Supremo, aunque sepamos cual será la decisión de sus indignos miembros, para agotar los recursos internos y poder presentar el caso a nivel internacional. En cambio, a partir de septiembre, con el retorno de los estudiantes y el calentamiento de la campaña electoral será el momento de las grandes manifestaciones. Hay que recordar siempre que los temas que atañen a la inconstitucionalidad de las leyes, la separación de poderes, la descentralización y en general la democracia, aun cuando son fundamentales, son temas sentidos como urgentes sólo por una parte de la población, generalmente los sectores medios. Entre la población pobre y marginal, se afirma la antigua máxima del “primum vivere, deinde philosophare”. En otras palabras, están pendientes básicamente del costo de la vida, la inseguridad, la escasez, el empleo y la salud. Por tanto, la oposición debe saber combinar inteligentemente la lucha por las libertades democráticas con la denuncia de la incapacidad y la ineficiencia de un gobierno corrupto, que ha dilapidado los recursos más ingentes en toda la historia del país. Hay que preguntarle al electorado popular si sus hospitales, sus autobuses y en general sus servicios públicos están tan bien y los precios de la comida tan baratos y sus calles tan seguras y arregladas, que consideran razonable que se le regale miles de millones de dólares a Cuba, Bolivia, Nicaragua y hasta a la ciudad de Londres, una de las urbes más ricas del orbe. Las elecciones de noviembre son cruciales, la pérdida de algunas de las gobernaciones y alcaldías más importantes del país significará una derrota que debilitará sustancialmente el carisma del caudillo mesiánico. Muchos de sus seguidores, por oportunismo y/o necesidad, avistarán el inicio del fin del régimen y empezarán a tomar precauciones. No hay que olvidar que, con precios altos del petróleo, el gobierno sigue teniendo muchos recursos para el reparto clientelista y la compra de voluntades, por tanto no hay que caer en provocaciones y mantener la estrategia de la unidad y de la prioridad de la elecciones regionales, sin dejar de denunciar “urbi et orbi” la evidente vocación totalitaria del régimen.