La quema de FACES ULA
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En una ciudad estudiantil como Mérida es natural que se produzcan agites por diversos aspectos y reclamos algunos ajustados y otros infundados. Lo cierto del caso es que como universitarios debemos guardar la compostura y la racionalidad de lo contario el fanatismo y la emotividad hacen de la suyas. Los daños causados a instalaciones universitarias en estos días de enero no tienen precedente en los siglos de historia de la Universidad de Los Andes.
La quema y saqueo del Decanato de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la ULA, el Postgrado de Ciencias Contables, Laboratorios de computación, Centros de Estudiantes, Áreas de fotocopiado en las facultades de Economía – Derecho y Humanidades y demás, constituye un tenebroso y amargo precedente de destrucción o afectación de espacios universitarios que no pertenecen al proceso y oficialismo ni tampoco a la oposición, son simplemente patrimonio de los venezolanos como el Aula Magna de la UCV y la ULA, el Teatro Teresa Carreño, el Metro de Caracas, el Museo de Bellas Artes o el Santuario de José Gregorio Hernández en Isnotu.
La Universidades Públicas en Venezuela sin excepción y la Universidad de Los Andes en especial han contribuido como ninguna otra institución en el país a profesionalizar y transformar positivamente la sociedad venezolana en los últimos cincuenta años. Las universidades son el valor más universal y preciado que los venezolanos tenemos y nadie desconoce la posibilidad de que alberguen fallas que pueden subsanarse, lo que es inadmisible es aceptar la violencia en sus distintas facetas y manifestaciones como metodología y estrategia.
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La destrucción del decanato de FACES, la quema de espacios, bibliotecas, mobiliario, cafetines y demás afecta justamente a todos por igual, como la violencia, la inseguridad, los cortes de luz. Por tanto no podemos bajo ningún concepto tolerar estas acciones o peor aun justificarlas. Nuestra ciudad tuvo dos estudiantes muertos que no pueden tratarse como cosas o contabilizarse en base a sus inclinaciones ideológicas o militancias, son vidas de jóvenes, de venezolanos no es un problema de derecha o izquierda y parcelas o colores políticos.
Venezuela y Mérida deben rechazar por unanimidad los hechos vandálicos que un grupo de desadaptados perpetuaron en el corazón de la Universidad de Los Andes, pero también contra la UCV y demás universidades públicas, y que conforman parte de un espiral de violencia, que además de ser aupado no nos conducirá a ningún lado. El país nacional esta encendido e indignado reclama orden, paz, seguridad, educación, trabajo, salarios justos, servicios públicos como la luz o el agua. En fin lo que estamos registrando es llanamente los síntomas de una sociedad en descomposición que no logra por causes institucionales solventar sus demandas, y además un gobierno troglodita que se dio el lujo de cerrar RCTV.