La política petrolera de Hugo Chávez
1. El manejo del petróleo venezolano durante los últimos 12 años ha sido liderado por, y es de la exclusiva responsabilidad de Hugo Chávez Frías *.
Todos quienes trabajan en el sector siguen esta política ciegamente. Los principios de esta ruinosa y entreguista política se basan en la premisa de que “Venezuela fue un laboratorio montado por las transnacionales para arrebatarnos el control soberano de nuestros recursos naturales” . El chavismo se refiere a la apertura petrolera de los años 90 como la “pretensión que tuvo Petróleos de Venezuela de convertirse en una corporación energética global”.
Consideremos estas afirmaciones del chavismo. En primer lugar, Petróleos de Venezuela fue una empresa nacional eficiente y bien gerenciada, desde su creación en 1976 hasta que Chávez llegó al poder. La apertura petrolera de los años 90 resultó en una pronunciada expansión de la empresa en el plano internacional, una expansión que duplicó la capacidad de refinación de la empresa y le aseguró mercados que antes no tenía. Chávez no ha hecho nada diferente en relación a esta particularidad, excepto vender tres refinerías de Citgo para quemar el producto de esas ventas en, entre otras locuras,la importación de comida podrida. Hablar de la política de internacionalización como una pretensión criminal es equivalente a poner el mundo patas arriba porque, en efecto, el negocio petrolero es un negocio global por naturaleza. Pretensión criminal, ya ejecutada por cierto, ha sido la de convertir a PDVSA en una importadora de comida podrida para el enriquecimiento de las mafias que controlan hoy a PDVSA, al mando de Rafaél Ramírez, el protegido de Chávez.
2. El chavismo alega que “se han transparentado (?) la gestión de PDVSA y los mecanismos de rendición de cuentas al estado Venezolano, el único accionista”.
Decir que se ha hecho más transparente la gestión de PDVSA bajo el régimen de Chávez es una impúdica mentira. En efecto, los ingresos petroleros ahora no van, como lo dictan las leyes venezolanas, al Banco Central. Apenas una mitad de las inmensas sumas que entran por la liquidación de nuestro casi único rubro de exportación va al BCV. La otra mitad va a destinos poco transparentes, para el uso de Chávez y su mafia en actividades que no son conocidas por el pueblo venezolano. Solo la decisión de una persona se necesita para mobilizar miles de millones de dólares. Esto es corrupción en gran escala.
La rendición de cuentas está reducida hoy a informes bastante tardíos de PDVSA, en los cuales se mezclan actividades petroleras con grotescos recuentos de actividades “sociales”. Ello es objeto de largas notas de los auditores, quienes deben sentirse muy incómodos teniendo que validar los desastres de una empresa politizada.
Chávez alega, impropiamente, que el único accionista de Petróleos de Venezuela es “el estado venezolano”, es decir, él. Esta pretensión constituye una usurpación del déspota ya que el verdadero accionista del petróleo venezolano es el pueblo, la nación, no un estado corrupto e inepto como el que maneja Chávez a su antojo.
3. “Decidimos poner fin a la farsa de los convenios operativos y las asociaciones de la faja para convertirlos en empresas mixtas, con una participación accionaria de PDVSA no menor del 60 por ciento”.
Los convenios operativos eran mecanismos según los cuales las empresas privadas eran contratistas de PDVSA y eran remuneradas en base a acuerdos que podían ser modificados. Chávez decidió que esos convenios y asociaciones eran perjudiciales para él y los cambió por empresas mixtas, para…. darle a las empresas privadas la propiedad de hasta un 40 por ciento del petróleo producido. Es decir, Chávez parió un ratón.
Antes estas empresas no tenían la propiedad del recurso, ahora sí. Al mismo tiempo PDVSA se obliga a poner el 60 por ciento de las inversiones y gastos en la nuevas empresas mixtas pero, como no tiene dinero, hipoteca el petróleo venezolanoa futuro al pedirle prestado a los socios. Claramente todo esto configura un retroceso en sus pretensiones de control y de propiedad del recurso. Es un acto de entrega, complicado ahora por el establecimiento de empresas mixtas donde la otra parte contratante no es una empresa comercial sino estados soberanos y poderosos como Rusia y China. Cuando se presenten desaveniencias el pobre sabanetero tendrá que vérselas con verdaderos imperios del otro lado de la disputa. Y esta estupidez estratégica es lo que Chávez llama “Soberanía Petrolera”.
4. “No puede haber estabilidad en el mercado petrolero mundial si no existe estabilidad en los países productores de petróleo”.
Esta es una frase de esas que pueden comprarse en la botica, sin prescripción médica. Es un tremendo lugar común. Sin embargo, ni esta perogrullada se cumple en la política petrolera de Chávez. Resulta que Venezuela, país exportador de petróleo, carece de estabilidad. Es un polvorín donde hay escasez de divisas extranjeras y mucha corrupción en su manejo, cambios constantes en las reglas del juego que regulan la actividad petrolera, hostigamiento público del capital privado por parte del líder del régimen, mala gerencia y peor operación por parte del socio venezolano, actividad no petrolera por parte de PDVSA, atareada en importar y distribuir alimentos y en cometer inmensos fraudes contra la nación en esa actividad.
En resumen
La política petrolera de Hugo Chávez constituye una estafa contra la nación. Incluye la entrega de lo que él llama pomposamente soberanía nacional en las manos de rusos, chinos, cubanos, iraníes y vietnamitas. Ha prostituído la empresa petrolera estatal. Ha permitido una corrupción en gran escala. Ha ahuyentado muchas empresas que hubiesen podido ayudarnos para traer unas empresas chimbas que no poseen tecnología, gerencia o hasta capital. En pocas palabras, es una política plástica (de plasta).
* Todas las aseveraciones del chavismo aquí incorporadas han sido extraídas del discurso #7 de Rafaél Ramírez, pronunciado en el Tercer Seminario Internacional de la OPEP, Sptiembre 2006, en Viena, Austria.