Opinión Nacional

La política de la zanahoria

A medida que pasan los meses seguimos percibiendo la impresionante desmesura del cabito de sabaneta. Va de país en país pregonando a vox populi una política de izquierda tan absurda como borbónica. Una política de la zanahoria (del palo en mano), que solo se vale del dinero negro de los petrodólares. Es decir, si no estás conmigo no te regalo dinero al estilo, Argentina, Bolivia. Como a Cuba, Irán, entre otros. Hugo Chávez, regaló, tan sólo en el último año y medio casi 20.000 millones de dólares a 36 países. En comparación, «desde el año 2003 el Gobierno ha invertido (internamente) 12.000 millones de dólares en programas de alfabetización, de atención en salud, vivienda y educación». ¡Soberanísima revolución!…

Basado en la política personal del derroche más impresionante. Una política aupada bajo un Estado trasgresor de toda institucionalidad constitucional. Que sólo promueve, y tan sólo escucha la voz de su “Mesías”, aferrado a sus micrófonos y cámaras bajo una Asamblea Nacional totalmente bufona.

Así, Vuela por América Latina como La leyenda del Ave Fénix que está relacionada con Egipto y con el culto al Sol, pero su patria era Etiopía. Un Ave Fénix que vivía durante un periodo de tiempo, y que algunos mitólogos cifran en quinientos años, otros en mil cuatrocientos sesenta y uno, y otros, aún, en doce mil novecientos cincuenta y cuatro. A Chávez le basta ser el Ave Fénix tropical que pretende durar hasta el 2031, se relaciona con Bolivia ahora indigenista, y su culto es a la Cuba castrista. Pero su patria Venezuela le queda pequeña, y ha de creerse la reencarnación de Bolívar.

Pero la leyenda del Fénix, concierne sobre todo a su muerte y resurrección. Es un ave única y por lo tanto no puede reproducirse como los demás animales. De esa megalonamía se recrea creyéndose la reencarnación de Bolívar que camina por América Latina… De la razón de la sin razón castrista amenaza cuanta ideología política le adversa a su mal llamado proyecto del socialismo del siglo XXI en nada cónsono con las realidades políticas y económicas actuales.

Su populismo extremo arropado de la más clara demagogia personalista se revierte en la economía, la cultura, en general en la sociedad que confronta e irrumpe como terrorista reaccionario desde una clara razón anti-política mediática.

Solo él creé tener la razón, sólo él creé promover la democracia…Su desgobierno es de tal magnitud que cada día en las calles de Venezuela se siente el pesar abrumador de la pobreza, se siente el latir del descontento popular. Y sólo él se miente en el continente cuando habla y vocifera de su revolución exitosa.

Ejemplo de su gran demagogia y populismo se ven con los dineros derrochados sin control por parte de la Asamblea Venezolana por el continente. Y la respuesta está siendo clara. Hay miedo al populismo-militar. Y la respuesta está en la victoria de Allan García en el Perú (APRA) socialdemócrata que resurge de las cenizas, gracias precisamente del apoyo bolivarianísimo a Humala. El miedo a otro Chávez en América Latina se está percibiendo, y la respuesta no es precisamente desde el Pentágono o de Bush; la respuesta viene de los ciudadanos que gracias a los medios de comunicación están al tanto de los graves problemas en Venezuela.

La diferencia en nuestro caso venezolano, es que en Perú, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) no está secuestrada, como secuestradas están las instituciones de Venezuela, incluido el CNE.

En tal sentido la política de la zanahoria por parte del desgobierno actual se recrea en la más clara anti-política de la ingobernabilidad. Es una contradicción en si misma, es la base primigenia para la destrucción del Estado de Derecho y de la democracia representativa y pluralista.

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