La política de Dios
La Navidad es un período del calendario que nos hace generosos, invade las
almas de buenos deseos. Es un tiempo que invita a hermanarnos, especialmente
en Estados donde asuntos políticos fraccionan y enfrentan de forma terrible
a la sociedad.
Los cristianos observamos en el Adviento la preparación para el Nacimiento
de Jesús, por lo que sería prudente detenernos a reflexionar sobre la
política que Dios querría se aplicara en Venezuela y recibir al Niño Jesús
en un país unido y reconciliado.
Me atrevo a pensar que la política que Dios quiere para nuestro país es la
de la libertad, la tolerancia y el respeto. La de la solidaridad, la armonía
y la paz. El Papa Juan Pablo II habló de estos temas con frecuencia cada vez
que visitó países donde los sistemas de gobierno restringían la libertad de
sus pueblos. Llamó a los fieles del mundo a rezar y ser generosos con las
naciones pobres y con las que sufrían catástrofes naturales. Rechazó el
terrorismo y sin embargo visitó y perdonó a quien atentó contra su vida.
Emplazó a los dirigentes de naciones que se hundían en la violencia y la
guerra a buscar el entendimiento y la paz.
La política de Dios, es sin duda, la de la defensa de la vida y la dignidad
del hombre en el sentido más amplio del término. Sin excepciones. Siendo
soporte de una sociedad que busca crecer y no desaparecer. Educando el alma,
preservando la familia, defendiendo valores.
La política de Dios, es la de la Fe.
Para rezar, para acercarnos a Él en todas las circunstancias, por difíciles
que sean. Para pedirle y agradecerle. En tiempos de paz y en tiempos
hostiles.
La Fe que nos lleva a Dios y nos atiende sin condiciones, aunque por
momentos nos rebelemos y nos asalte la duda.
La Fe que nos revela la gracia de Su Asistencia que fortalece nuestra
debilidad.
La política de Dios es la de la Esperanza.
La que nos enseña que el trabajo y la oración unidos logran verdaderos
milagros. La que nos da fuerza para seguir adelante cuando estamos cansados
de luchar.
Y que orienta las decisiones en todos los ámbitos de nuestras vidas.
La política de Dios es la de la Caridad.
Que guía nuestra sensibilidad. Que a todos nos hace importantes. Que nos
enseña a trabajar para que vivir con decoro y lograr que otros también
puedan hacerlo.
Que nos enseña a ser desprendidos. Que nos señala que tenemos un compromiso
social que cumplir. Que nos perfecciona cuando aprendemos de las
diferencias. Que nos lleva a donde nos necesiten.
En Venezuela estamos preocupados y ocupados políticamente. Eso es bueno si
consideramos que el Nacimiento del Niño Dios ofrece la oportunidad de vivir
con disposición a seguir la línea política más importante de todas.
La que une y trae la paz anhelada que necesitamos para todos los seres del
mundo, incluso para los no creyentes.
La política de todos los momentos, que nos regala sus frutos aunque no
sepamos distinguirlos de inmediato.
La política más universal.
La política de Dios.