La pobreza del INE
Es lamentable que el Instituto Nacional de Estadística (INE), antigua OCEI, haya dejado de ser un organismo técnico y profesional para convertirse en un instrumento político del régimen de Chávez. Hecho explicable, sin embargo, porque en una satrapía la realidad oficial debe emanar de la retórica.
Pieza principal del discurso es que la pobreza esté disminuyendo de manera vertiginosa en el reino de la revolución bolivariana. De allí el reporte del INE que proclama una reducción de la pobreza general de los venezolanos de 57% en 1997 a 35% en 2006.
Curioso que se tome como año de partida a 1997 y no a los inicios de 1999, cuando Chávez asumió el poder. En ese entonces, por cierto, y según la data oficial del INE el índice de pobreza era de 42,8%. Y ello tomando en cuenta que nuestro petróleo se cotizaba en 10 dólares por barril.
Así mismo se calla que 5 años después, a finales de 2004, el margen de pobreza se había incrementado a 53%, también de acuerdo a la data del INE. Es decir, que en quinquenio «revolucionario» 1999-2004, más de 2 millones 500 mil compatriotas se volvieron pobres.
Para ese entonces se iniciaron las misiones y el señor Chávez resolvió que la metodología del INE para medir la pobreza, la misma que utiliza las Naciones Unidas para casi 200 países, era de corte «neoliberal» y debía ser sustituida por una de orientación «bolivariana».
Dicho y hecho, el método fue reemplazado y los resultados dieron un giro instantáneo. Luis Pedro España, del proyecto Pobreza que lidera el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB, ha declarado que desconoce cuáles son las bases científicas de la «nueva» metodología del INE.
Incluso en el supuesto que las cifras del INE fueran verosímiles, habría que preguntarse cómo es posible que si la pobreza se ubicaba en 42,8% al comenzar 1999 con el barril de petróleo en 10 dólares, luego de 7 años largos y más de 400 mil millones de dólares en ingresos fiscales, el porcentaje de pobreza apenas haya retrocedido unos pocos dígitos. Y además con el petróleo por encima de los 60 dólares.
Ojalá que el INE tuviera razón. Pero tres factores apuntan en sentido contrario. Uno, el abrupto abandono del sistema internacional de medición técnica de pobreza por uno de tipo político y hasta propagandístico. Dos, el que los estudios independientes y acreditados, como el proyecto Pobreza, reflejen una situación distinta, en la que los niveles de pobreza general no se han revertido sino estabilizado sobre el 55% del total de población.
Y tres, que nunca antes se había visto tanta gente depauperada pidiendo limosna en las calles, incluyendo niños, indígenas, enfermos y discapacitados. Una tragedia que cruza los cuatro costados del territorio nacional.
La fiebre no se reduce cambiando el termómetro. Y la pobreza sólo se vence con empleo productivo, con nuevas inversiones, con mejor educación y salud, con obras efectivas. A falta de todo lo anterior, la única manera de «bajarla» es midiéndola de forma interesada. Se sabe que a Chávez le da plin hacerlo, pero debe lamentarse que el prestigio del INE haya caído en pobreza crítica.