La pelona juega truco
Estamos vivos pero vamos a morir, esa es la única certeza de la existencia. Ya lo decía el filósofo: morimos no porque estamos enfermos sino porque estamos vivos. Vivir es un tránsito hacia la muerte, podemos ir más o menos rápido, pero nunca podemos evitarla: la longevidad es un inútil desafío a la muerte.
La Muerte, la Pelona, la Portadora de la Guadaña, la enjuta mujer de negro luto, no cree en voluntades ni en decisiones personales., hasta el más pintao, el más valiente, el novio de la madrina y el líder del equipo, sucumbe a su decisión de visitar al escogido, es verdad que nadie se muere en la víspera – y menos hoy con los adelantos de la tecnología asociada con la medicina – pero la Pelona es burda de paciente, no tiene apuro, sabe que la prisa es plebeya y que tarde o temprano le llegará su momento estelar.
Como no tiene prontitudes se divierte en sus raros de ocio. Entre todos los deportes imperialistas no juega béisbol ni voleibol ni fútbol, contra el agotamiento de su permanente actuar, prefiere castiza los juegos de mesa, y en especial, los de cartas, sobre todo el imperial juego hispano llamado truco.
Recordemos que el truco o truque (en valenciano “truc”) es un juego de naipes con baraja española originario de Valencia y de las Islas Baleares (España), muy difundido en el Cono Sur de América: Argentina[] ,[]Paraguay, Uruguay, sur de Chile, Brasil,[] Venezuela, Italia (en Piamonte, Lombardía y Liguria), y Galicia. La Pelona lo juega con propiedad conoce los giros, señas, guiños y voces propios de la partida.
Paciente, segura, conocedora de su triunfo final, enfrenta directo a los ojos de su pasajero contrincante, del que no contaba con su astucia, y en tono de actriz malvada de telenovela, le espeta:
¡Ven a mí que tengo flor!