La Patria
Hasta donde yo sé, esta tierra llamada Venezuela, en mi caso natal, hace muchos años que está ordenada como Nación. Tiene definido su territorio, sus límites geográficos, posee su gentilicio característico, sus mitos, sus costumbres, su bandera, su himno. Lo único que ha cambiado en estos últimos 15 años es el hecho de que por lo menos la mitad de su población ha dejado de sentirse ligada a los vínculos jurídicos e históricos, y ha visto afectados profundamente, sus vínculos afectivos.
“Ahora tenemos Patria” es uno de los lemas predilectos del oficialismo.
Suena tan hueco, tan vulgar, tan acartonado, tan a charretera y boina de paracaidista, tan a caras pintadas y tanques rodando por Los Próceres, tan a Pioneritos, tan a banderas ondeando al viento e himnos cantados cara al sol. Suena tan fascista, tan estalinista.
Pero eso no queda allí, la Patria que tenemos debía ser, antes de la enfermedad terminal del Líder, Socialista o si no la Muerte. “Patria Socialista o Muerte”.
Después cambiaron La Muerte por Venceremos: “Patria, Socialismo, Venceremos”, modificación en la que perdura subliminalmente la anterior ya que es un reciclaje de la consigna que ha ayudado a mantener la adrenalina cubana alta durante 55 años de Revolución fracasada.
No sé si en realidad la primera quería decir que los mandones están dispuestos a morir si no logran que Su Patria sea Socialista (en realidad neo-comunismo bananero) o si algún día terminarán matando a todo aquel que se oponga a su proyecto febrilmente anacrónico.
Ahora bien, volviendo al principio, está claro que el chavismo (qué triste tener que hablar de chavismo como los argentinos hablan de peronismo desde hace 70 años) tiene ahora La Patria que quería.
Como el principal objetivo de su proyecto es desmadrar la economía de mercado en nombre de la justicia y acabar con la democracia representativa en nombre de la participación, se deben sentir satisfechos.
Porque resulta que, en un país petrolero que ha recibido en estos años de Desgraciada Revolución la fortuna más grande de su historia, el ciudadano no sólo está absolutamente desasistido por el Estado, sino que además no consigue papel Toilet, ni aceite, ni leche, ni servilletas, ni harina, ni azúcar, ni puede comprarse un carro y ahora ni siquiera puede comer pan. Tampoco tiene posibilidad de comprar una vivienda y los que la tienen no la quieren alquilar.
Pero eso sí tenemos unas gloriosas Fuerzas Armadas Bolivarianas, una brillante Policía Bolivariana, flamantes uniformes llenos de Milicias Bolivarianas, compramos muchas, muchas armas, fabricamos fusiles y pronto vamos a crear las Milicias Obreras Bolivarianas a las que entregaremos 2.000.000 de armas.
¡Qué bella es La Patria, qué heroica, qué conmovedora!
Mientras tanto, hordas de muchachos crecidos bajo esta Revolución, se arman hasta los dientes y salen a matar.
Por placer, para lucirse.
Es el verdadero Hombre Nuevo creado por La Revolución Bolivariana.
Así empezamos el año.
Que el azar se apiade de nosotros.