Opinión Nacional

La oposición se va de vacaciones

Es insólito que luego de verificarse la magnífica victoria del NO el 2D y con ello las señales ciertas de que se abren caminos de recuperar para Venezuela los valores de la democracia y de la libertad la oposición democrática, específicamente sus organizaciones partidistas llamadas a trazar y ejecutar esos caminos, cerraron las santamarías de sus comandos y se fueron a atragantar de viajes, hallacas y güisqui para celebrar las navidades.

Nada puede justificar ni ser más errático que combatir a Chávez y sus propósitos totalitarios por temporadas y tener los partidos una visión de sí mismos de abrir o cerrar su actividad a la usanza de las farmacias de turno o de giros comerciales que deben guardar un derecho colectivo al descanso masivo de sus miembros.

Pasado el 2D, fue notable la ausencia de la dinámica política partidista en momentos en que los acontecimientos en el transcurrir del mes de diciembre y estos comienzos del año evocaron una intensidad enorme por parte del gobierno, de sus instituciones y del presidente Chávez sin que se hiciera sentir la existencia de su contraparte obligada a fijar rumbos, interpretaciones, entendiendo que las pulsiones de la realidad no se detienen por las convenciones rituales de los calendarios.

Una oposición que no tiene presente que el Estado y el gobierno frecuentemente tienen muy bien dispuestos los días en que los ciudadanos se distraen en festividades para contrabandear leyes, dictar medidas ilegales, nombrar funcionarios, sentenciar privativas de libertad, se sitúa al margen del debate y abdica de su oficio.

Es verdad que la gente se vuelca en los meses navideños a un pacto ineludible con la tradición, pero una oposición ante los desafíos del poder y de su lucha por él no puede relevarse de su inacción en los términos de lo que sería justo para un ciudadano. En el lapso que va del 2D al 7E (2008) se han nombrado de manera inmoral los integrantes del Poder «Moral», la casi reposición de la Junta Directiva de la AN promotora del fraude constitucional derrotado en las urnas, ministros, y los actos fallidos de contorsionismo circense de Chávez y el show de los secuestrados por la guerrilla. En todos ellos la ausencia de una política y la fijación de una posición institucional de los partidos, es inexcusable; mucho más cuando la oportunidad de capitalizar estas pifias en caliente derrite su impacto al discurrir su tiempo.

Se han producido, es cierto, intervenciones mediáticas aisladas de personajes como Rosales, Borges y otros, concentradas casi exclusivamente en atribuirse ellos mismos la clave de la victoria del 2D y en la dirección a sus aspiraciones presidenciales, como también en hacer pronósticos triunfalistas de los resultados que obtendrá la oposición en octubre para gobernaciones y alcaldías.

La oposición está obligada a aprender, no puede regresar a confundir sus roles con los agentes fácticos que tanto daño le hicieron ni renegar de su oficio envueltos en la pereza y la haraganería. La política no es vacación, es vocación, si no entienden esto, de una vez por todas, déjenle la lavativa a los muchachos.

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