La metástasis revolucionaria
A los venezolanos sin excepción nos ha tocado observar y experimentar en estos tediosos años de revolución, un sinnúmero de situaciones y fenómenos, en lo político, económico, ideológico, cultural y social. Indiscutiblemente el país hizo crisis hace ya una década. La elección emotiva y borrascosa de Hugo Chávez es la expresión más acabada y perfecta de la descomposición del sistema político venezolano, sistema este que venia dando tumbos y traspiés. Sin embargo, nadie puede desconocer los frutos institucionales, materiales e inmateriales de esa etapa de oro fundacional de la democracia venezolana.
Hoy casi una década después el sistema político sigue enfermo y padeciendo con mayor crudeza la impunidad, la ineficiencia, la incapacidad, la corrupción y el deterioro sostenido y creciente de sus instituciones, de la norma, del derecho y los venezolanos no podemos jamás olvidar que el presidente Chávez fue precisamente electo frente a ese estado abominable de vicios y no como parece para reeditarlos con otros rostros y nombres.
Hoy el país nacional esta sumergido en una doble crisis n sólo por las amanezcas reales de la reforma constitucional que constituye un contrasentido, un retroceso histórico, un desconocimiento total del derecho y de los principios elementales y trascendentales que han permitido al hombre vivir en sociedad y colocarse por encima del propio Estado, estos derechos, reconocidos internacionalmente, son inviolables, obligatorios, innatos, progresivos y universales, pero en Venezuela por capricho y decisión presidencial y con la venia absoluta de una Asamblea Nacional oprobia, están a punto de perderse, algo nunca antes visto en el devenir accidentado de Venezuela en el siglo XIX y XX con sus aciertos y desaciertos.
No nos cabe la menor duda que el sistema político actual esta haciendo metástasis. La Asamblea Nacional aparte de darle play y apoyo irrestricto a la propuesta descabellada presentada por el Presidente Chávez, quita, pone, modifica y reforma artículos y derechos como si se tratasen de canicas, refrescos o cotufas, sin ni siquiera tener la más mínima idea de sus alcances y consecuencias en todos los ordenes.
Venezuela y los venezolanos hemos fallado, hemos cometido errores y además hemos tropezado con la piedra no dos veces sino muchas veces, pero no merecemos este castigo que socava nuestra esencia como seres humanos, como sujetos de derecho, como demócratas y ciudadanos libres en el mundo globalizado. El Presidente, los ministros, los diputados de la Asamblea Nacional, algunos gobernadores y dirigentes altos, medios y bajos se creen los dueños del país, de sus finanzas, de nuestros destinos, del presente y futuro del país y de todos los venezolanos, nada mas alejado de la realidad que ello. La Historia es exacta no se equivoca. Alemania, la Unión Soviética (URSS), Polonia, Yugoslavia y otros son países y sociedades que fueron sometidas a los más crueles sacrificios, irrespetos y socavamientos de la condición humana, con costos en todos los ordenes y esas sociedades y sus ciudadanos fueron quienes permitieron un Stalin, un Tito, un Hitler y quienes se encargaron de deponerlos.
Ahora es que correrá agua bajo el puente y recuerden que la historia de la humanidad y de nuestros pueblos no es lineal, tiene ondulaciones, avances, retrocaos, cambios, regresiones y vericuetos. Venezuela y los venezolanos tenemos un talante condición democrática y una consciencia histórica que puede estar venida a menos pero no ha sido ni será borrada, está ahí y latente, y nuestra musculatura democrática en la actual globalidad tendrá que imponerse frente a los desmanes actuales que son una amenaza para la sociedad e incluso para ustedes mismos hoy emborrachados de poder pero carcomidos por la metástasis revolucionaria.