Opinión Nacional

La mentira como política de Estado

 La mentira se ha convertido bajo este Gobierno en una costumbre oficial, llegando a alcanzar incluso la categoría de Política de Estado. Esto es propio de los regímenes autocráticos y totalitarios, según explica el periodista y analista político Manuel Felipe Sierra, quien en reciente foro organizado por Alianza Bravo Pueblo, se paseó por una gran cantidad de ejemplos de censura, tergiversación, manipulación u ocultamiento de la información con fines políticos, que van desde la Alemania nazi, pasando por la URSS y Cuba, y por supuesto aterrizando en la Venezuela de hoy.

Dentro de esa larga lista de mentiras, vale la pena mencionar las más recientes, que son las más frescas en la memoria de los venezolanos y en las cuales está involucrado Nicolás, el principal vocero de las mentiras oficiales. Así tenemos, por ejemplo, la truncada oferta de diálogo respecto a los presos políticos a fines de 2012, la cual generó mucha expectativa en cuanto a su posible liberación para navidad, pero luego de un viaje a Cuba el Vicepresidente regresó con una actitud radical y dejó a mediadores, familiares y detenidos como novias de pueblo. De igual forma, recordemos cómo iniciándose el mes de febrero se aseguró que no habría devaluación, y apenas horas después se anuncia una nueva tasa de cambio oficial con un ajuste de 46,5%, lo cual ha disparado la inflación y aumentado la escasez en casi todos los productos. Y por último, está el caso del tratamiento oficial a la información sobre la enfermedad y fallecimiento del presidente Chávez, a lo cual le dedicaremos el resto de esta columna.

Antes de comenzar a abordar en profundidad este tema, deseamos dejar claro dos cosas: primero, que todas las dudas surgidas son producto del manejo informativo del gobierno, el cual aplicó el secretismo, cayó en evidentes contradicciones, y privilegió lo político por encima de lo científico, ofreciendo puros partes gubernamentales sin voceros médicos; y segundo: que el Gobierno pretende convertir cualquier comentario o duda planteada en una supuesta ofensa inaceptable a la familia del difunto presidente, cuando en realidad, haciendo buena aquella frase que al presidente Chávez le encantaba citar: «con la verdad ni ofendo ni temo», querer saber la verdad no es algo que ofenda a nadie, ni nos debe hacer temer.

Dicho esto, no caeremos en polémicas respecto a la interrogante que expresó nuestro candidato sobre la fecha de la muerte del Presidente, la cual da vueltas en la mente de muchos venezolanos. Asumamos como cierto que fue el 05 de marzo. No obstante, quedan en el aire muchas dudas razonables, que lejos de generar respuestas airadas del Gobierno, dándoselas del ofendido y acusándonos de irrespetar la memoria del difunto, deberían más bien preocuparse por dar explicaciones serias y ciertas, no a nosotros –que igual las merecemos aunque poco le importamos–, sino a los cientos de miles de seguidores del Presidente que genuinamente hoy lo lloran, pero se hacen las mismas preguntas.

Así tenemos, por ejemplo, las siguientes interrogantes válidas y legítimas, que formulamos con respeto a su familia, pero también con respeto al derecho de los venezolanos a saber la verdad: ¿Por qué no se informó al país que el presidente sufrió un «derrame» en la operación, tal y como lo aseguró hace días su hermano Argenis? ¿Por qué un día de enero en la mañana Nicolás dijo que el presidente lo había llamado por teléfono y estaba haciendo ejercicios, y horas más tarde Villegas ofrecía un parte donde hablaba de su «delicado» estado de salud? ¿Por qué si de verdad hacía ejercicios y lucía con el buen semblante con que aparecía en la foto mostrada el 15 de febrero, no fue mostrado a los medios en esos días? ¿Por qué Nicolás dijo en su discurso de inscripción de la candidatura que el Presidente «al igual que el Libertador, había muerto en tierras lejanas»? ¿Cómo es posible que a un paciente con una «severa infección respiratoria», se le aplique al mismo tiempo un fuerte tratamiento de quimioterapia, tal y como lo informó el Ministro Villegas, cuando es sabido que dicho tratamiento debilita las defensas y es inaplicable en un paciente que padece una infección grave? Y por último ¿Por qué hubo dos urnas en las actividades fúnebres, una para la procesión, y una para el velorio? ¿Iban realmente los restos del Presidente en la urna de la procesión del 06 de marzo que fue desde el Hospital Militar hasta la Academia?

Nicolás, en vez de ponerte bravo, dártelas del ofendido y reaccionar como un infante ante cada duda o comentario que hacemos, mejor responde públicamente y de manera clara a todas estas preguntas para que empieces a ganarte la credibilidad de la gente. Respeta para que te respeten, reza otro dicho popular.

Diputado al Consejo Legislativo de Miranda y Sub Sec Gral de ABP

 

 

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