La mala ley
La Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento del Terrorismo (LOCDOFT) es una de las peores leyes que quien esto escribe haya visto: omisiones increíbles, despenalizaciones inexplicables e inmunidades grotescas, en fin, algo que no será de mucha utilidad para una verdadera lucha legal contra los peores enemigos de la economía y la sociedad, según la ONU.
Me explico: la LOCDOFT omite medidas para desmantelar bandas locales. Se limita a realizar esta operación a la cooperación internacional. O sea, cuando una institución de la justicia penal de otro país le solicita cooperación a los organismos venezolanos. La realidad es que las cifras espantosas de homicidios, secuestros y atracos que tenemos, entre otros delitos, están ligadas al accionar de bandas locales. La LOCDOFT tampoco incluye bandas de 2 personas: olvidó a Bony and Clyde.
Además, el delito de tráfico de armas fue reformado y se eliminó el verbo rector de «traficar» armas del tipo penal, con lo cual se despenalizó ese gravísimo delito. ¿Cuál es la consecuencia jurídica de esta omisión en posibles casos que cursan ante tribunales penales?: el sobreseimiento, obviamente, a menos que se pueda probar alguno de los otros verbos que quedaron del artículo reformado.
De paso, se amplió el campo de inmunidad del Estado y sus empresas respecto de cualquier delito que cometan sus funcionarios o empleados al excluirles de responsabilidad penal, civil y administrativa. Ello es un bocadillo para que el crimen organizado intente infiltrarles por medio de sus tradicionales métodos de simulación, fraude, intimidación y corrupción.
En fin, toca poner en la lista de futuras reformas a la LOCDOFT y eliminar los graves errores de esta mala ley.