Opinión Nacional

La luz del socialismo

Mientras el país degenera gracias al desgobierno, los áulicos de Chávez repiten que nuestro mayor problema es la presencia militar estadounidense en Colombia. No hay nada más prioritario para el partido gobiernero que organizar manifestaciones portátiles en contra de las llamadas bases militares en el vecino país.

Ese partido, donde nadie puede tener otra iniciativa que jalarle al jefe, no ve mayor problema en que casi toda Venezuela esté sufriendo cortes de energía eléctrica por varias horas todos los días. Es tanta la estolidez de los jaladores que llegan al extremo de felicitar a quien dirige la política energética (el mismo responsable de la destrucción de Pdvsa: el bicéfalo Rafael Ramírez) porque, dicen, así se ahorra energía.

Mientras los militaristas se visten de rojo para marchar en contra del Plan Colombia, ya se cuentan por millones de bolívares nuevos las pérdidas de los ciudadanos por los cortes de energía eléctrica. Otros chavistas, al quejarse de la falta de luz, ponen en aprietos a una locutora argentina de Radio Nacional que por toda respuesta tuvo una risita nerviosa.

La cubanización de Venezuela no se restringe a la anulación de la independencia de los poderes públicos, a la persecución de los adversarios políticos (con el desconocimiento de sus derechos de propiedad), a la asfixiante propaganda socialistoide, a la oscura corrupción de los gobernantes y al culto a la personalidad del mandamás, también incluye la decadencia de los servicios públicos y la miseria total como meta.

Racionar un insumo tan principal de la producción y la vida en general nos llevará directo a la Cuba de los Castro, donde la gente habla de “alumbrones” porque el tiempo transcurre en un solo apagón. Ruina de las carreteras y las calles, intermitencia de Internet, pésimo correo público, cierre de medios, censura y autocensura, largas y banales cadenas presidenciales de TV y radio: esos son los elementos de nuestra crisis comunicacional.

Los diversos pensadores socialistas (utópicos, científicos, revisionistas, etc.) no planteaban la pobreza general como objetivo final. Si eso es lo que ha resultado en cada uno de los países donde se ha tratado de poner en práctica el socialismo es porque tal ideología tiene ese perverso efecto: buscando la igualdad se encuentra la mayor inequidad social y la pérdida de la libertad.

Y a la trampa socialista la acompaña la ineficiencia del régimen, al que se le acabaron las excusas: más de diez años en el poder con los ingresos más grandes de toda la Historia venezolana, tanto en divisas como en bolívares (inmensos recursos de los impuestos a los ciudadanos como el IVA).

La variante chavista del socialismo implica llegar a la miseria general más rápido y enorgullecerse de ello, allí está la luminosa originalidad de Chávez. La miseria para todos menos para él, su familia y la nueva clase boliburguesa.

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