La lucha política
En el Combate político, escribe Duverger, cada cual obra según un plan preconcebido, más o menos elaborado en el cual se prevén no solo sus propios ataques sino las respuestas del adversario y los medios de responderlos. En Venezuela desde que Hugo Chávez Frías asumió la presidencia, el cambio, entre lo nuevo y lo viejo, se ha convertido en una lucha política, lo que ha conducido a una división real o no, el tiempo dictará su veredicto, entre los venezolanos, buenos o malos. Sin embargo, con la contienda electoral, esta lucha política por el cambio ha cobrado un nuevo impulso, ahora se habla de revolucionarios y contrarevolucionarios. Pero, más que un cambio en las instituciones, con el fin de que estas se fortalezcan, más que un cambio en las bases, en la raíz de los problemas, sean estos económicos, sociales e incluso en la mentalidad del venezolano; lo que se observa es un simple cambio de status quo del poder, mientras que los problemas económicos y sociales persisten y se agravan, las instituciones no responden al interés público, sino al de un grupo en el poder, la anarquía, la legitimación de la violencia y el sin sentido por encima de la sensatez, se apodera de las mentes de los venezolanos. Ante la realidad que cada día agobia, me pregunto: ¿Cuál Cambio?, ¿Estamos evolucionando o involucionando política y socialmente?, ¿Esta realidad caótica nos invita a fortalecernos como ciudadanos?.
A pesar de la realidad que nos ofrece este Gobierno, Hugo Chávez Frías aceleró un proceso político que era necesario que ocurriera, abrió el compás político, planteó la importancia de que la democracia se fortaleciera a través de la participación ciudadana, pese a las limitaciones existentes, se percibe en el ambiente una mayor participación de la sociedad civil organizada, hay mayor conciencia de que participando podemos cambiar nuestro futuro político, ello se podrá observar claramente el día de las elecciones.
La lucha sobre el régimen, aclara Duverger, siempre supone que una parte de los ciudadanos no admite las instituciones existentes y combate para reemplazarlas por otras. Los objetivos de la lucha sobre el régimen son necesariamente revolucionarios. Una parte significativa de venezolanos legitimamos en varias oportunidades la lucha sobre el régimen, deseabamos un cambio y el único que lo ofrecía era Hugo Chávez Frías; sin embargo, este consensus sobre sus propósitos se rompió, solo ciertas clases, ciertos grupos, ciertos partidos solamente juzgan legítimos el régimen existente, mientras que otras clases, grupos o partidos son partidarios de otra forma de legitimidad.
La actual dinámica política nos ofrece la oportunidad de escoger entre tres posibles cambios; una vez que aparece Arias Cárdenas en la contienda electoral, él nos plantea un cambio con tranquilidad y acorde con la reglas del juego jurídicas, políticas y globales, y el de Claudio Fermín, aunque con la polarización Arias-Chávez no tiene mucho signos de vida, sin embargo, es una alternativa para quienes no ven en el famoso proyecto de los cuatro comandantes, una verdadera transformación dentro de la lógica democrática.
Duverger explica que “para conseguir el cambio deseado puede rehusarse las reglas de juego establecidas por el régimen existente y luchar contra él por medio de la violencia, la ilegalidad, o aplicar sus reglas de juego, conquistar el poder y servirse de el para cambiar el orden establecido y reemplazarlo por otros”. Desde que asumió el poder Hugo Chávez Frías, sus acólitos “de arma” en un primer estadio, lucharon contra el régimen a través de las reglas de juego existentes, pero con el transcurrir del tiempo las nuevas reglas de juego creadas por la Asamblea Nacional Constituyente, han sido constantemente violadas por ellos mismos, percibiéndose un posible desvío del ideario de su lucha. Sin embargo, el panorama político cambia, no sólo por la presencia de Cárdenas en la lucha contra el viejo o el nuevo régimen, sino por la fractura en el seno del Polo Patriotico, de ahí que la administración actual pueda usar la violencia como la última vía para eliminar los vestigios del viejo régimen, o mantener fuera de la contienda a los contrarevolucionarios. El fin justifica los medios.
Venezuela se encuentra en una disyuntiva, escoger entre la revolución y la contrarevolución, Galvis Gaitan explica que para cambiar el orden existente pueden emplearse dos tácticas: el reformismo o la revolución. Para mantener el status quo puede rehusarse todo cambio o permitir ciertos cambios que no modifiquen en nada importante el orden establecido. Hasta ahora los dividendos de la revolución han dejado un saldo rojo a los venezolanos, más no para los hacedores del cambio, el orden establecido no ha sufrido grandes transformaciones; en este sentido, ¿Estamos frente a una revolución o frente a un reformismo?.
La izquierda se divide entre los revolucionarios y los reformistas. Para Duverger, se puede cambiar el orden existente brutalmente, de un solo golpe en su totalidad y sustituirlo por el orden nuevo en conjunto. También se puede destruir el orden existente poco a poco, progresivamente, pedazo a pedazo, sustituyéndolo cada vez por un elemento del orden nuevo, es el reformismo”. ¿Será que la misma realidad venezolana y la realidad global, no han permitido que se de una verdadera revolución?, si es así, ¿Qué representa Chávez?: El reformismo o simplemente sus deseos de cambio se encaminan a establecer un status quo a su conveniencia.
En el caso de que se desee mantener el orden imperante en los actuales momentos, con ciertos cambios a favor de la nueva élite, podemos ver a un Chávez junto a sus compañeros de lucha pasar de la izquierda revolucionaria o reformista a la ultra derecha, en su imperiosa necesidad de mantener el orden existente, rehusando cambiarlo, oponiéndose a toda reforma. Esto pudiese suceder cuando vemos a un Arias pregonando el desvío del proyecto y llamando al venezolano a buscar el verdadero cambio.
En este sentido, según las circunstacias, ¿Qué es Arias?: un reformista o un moderado de derecha, pareciera que para Chávez esta claro, pero para el resto de los venezolanos todavía no sabemos que “suelo estamos pisando”. Si bien, hoy en día no podemos hablar de derecha o izquierda según sus concepciones originales, ya que existen matices muy pequeños que les diferencian; también es cierto que el venezolano debería reclamar más por la integración política que por la destrucción política.
Para limitar los combates, es necesario suprimir la violencia, establecer compromisos y desarrollar solidaridades. En palabras de Galvis Gaitán: Limitar el combate es un primer compromiso, una primera cooperación, un primer elemento de integración. Con el compromiso se trata de poner fin a la lucha política ajustando los intereses en causas. Para poder realizar los compromisos se necesita un equilibrio de las fuerzas en presencia, so pena que una de las partes se imponga a la otra.