La lengua y el dedo
Viejos refranes recuerdan que la palabra es de plata pero que el silencio es oro y que los seres humanos son esclavos de lo que dicen y amos de lo que callan. El mandatario venezolano contrario a estos sabios consejos hace uso excesivo tanto de su lengua como de su dedo.
Su dedo para designar, nombrar y seleccionar acólitos y su lengua para difamar a detractores y mandar a su soldadesca. Proceder nada edificante para quien por diez años de mal gobierno pretende continuar en el poder de manera indefinida.
Con su dedo nombró ilegalmente a Jacqueline Farías máxima autoridad de Caracas desconociendo a Antonio Ledezma electo por voto popular; con su lengua mandó a meter preso a Manuel Rosales alcalde de Maracaibo y a Richard Blanco prefecto de la ciudad capital; con su dedo liberó a la agitadora profesional Lina Ron mientras condenó injustamente a los comisarios y policías metropolitanos. Con su lengua insulta a los obispos, a las autoridades universitarias y a dirigentes sindicales mientras con el dedo ordena el cierre de RCTV, del CNB y expropia bienes sin indemnización.
Con su dedo condecora a los cinco espías castristas condenados en EEUU, entrega réplicas de la espada del Libertador a personajes indignos como Gadafi y Mugabe; con su lengua reivindica a Marulanda y Raúl Reyes, jefes de las FARC, organización narcoguerrillera, hace del terrorista Ilich Ramírez, el Chacal, un héroe y convierte al genocida de Idi Amin en patriota nacionalista. Con su dedo financia las millonarias campañas presidenciales de Evo Morales y Cristina Kirchner, compra armas a Rusia y a China para una guerra imaginaria producto de su mente dislocada y hace alianzas para desarrollos nucleares con el opresor del pueblo iraní.
La verborrea aprendida de su orientador y padre Fidel Castro, lo convertirá en esclavo de su lengua mientras que su dedo gastado, cual boomerang, retornará como testigo acusador en su contra.