La insurgencia ciudadana es un deber constitucional
Quiero colaborar – en lo posible – en la tarea de acelerar la salida del régimen politico que nos azota desde hace 15 años. Para ello hago tres reflexiones:
Una, Las diferencias estratégicas no significan diferencias en valores y principios. Es necesario medir el clima actitudinal del país para convenir en una estrategia adecuada.
El grupo de luchadores por la democracia y la libertad en Venezuela suma millones de personas y creo necesario que su liderazgo trate de medir su clima actitudinal. Por bastante tiempo ese clima fué de apoyo mayoritario a una estrategia electoral, a pesar de los resquemores que existían/existen en la mayoría de nosotros sobre la falta de transparencia de estos eventos. Se lograron progresos pero es necesario aceptar que hoy no estamos más cerca del cambio de régimen por esta vía de lo que estábamos hace tres o más años. Mientras tanto, el país continua en una loca carrera hacia el caos. El clima actitudinal de la población ha cambiado.
De allí que sea imperativo escuchar lo que nos está diciendo el país. No es posible esperar más. Y no querer esperar más no debe ser considerado como un atentado contra la paz y la estabilidad. Porque ni hay paz en la sumisión ni estabilidad en las satrapías. Hay que sentarse a conversar con urgencia, para establecer una estrategia que represente fielmente el modo espiritual del país. No se trata de un líder derrotando a otro líder. Se trata de líderes que, juntos, desarrollen una estrategia que esté en plena sintonía con el país.
Si los líderes no se ponen de acuerdo en torno a una estrategia efectiva, sucederá lo que ha sucedido en otros países: surgirán, espontáneamente, nuevos líderes que representen adecuadamente el modo del país.
No existe, en mi criterio, una fragmentación de la causa opositora. La gran masa ciudadana parece estar intuitivamente de acuerdo en lo que hay que hacer. Son los líderes quienes deben ponerse de acuerdo para medir correctamente el modo espiritual del país. Se trata de sentarse a convenir en quien hace que, como y cuando. No hay tiempo que perder o el liderazgo será rebasado por los eventos. O es que no hemos visto videos de un tsunami?
Dos, la magnitud del desastre material y espiritual venezolano justifica la acción inmediata para sacar al régimen del poder
Habrá todavia quienes duden de la inmensa magnitud del desastre causado por el regimen castro-chavista? De memoria, sin utilizar cifras de investigadores, les puedo citar los siguientes componentes de la inmensa pérdida financiera venezolana debido a las acciones de este régimen:
Hoy día la deuda externa más la deuda interna de Venezuela sobrepasa los $200.000 millones. La deuda externa es de $160.000 millones y la deuda externa, calculada a la tasa paralela, suma otros $45.000 millones. Sin embargo, es mucho mayor si se calcula a la tasa oficial. El Banco Central es hoy un organismo destruído y prostituído.
La incapacidad para ejecutar el Plan de producción petrolera de PDVSA, el cual hubiera llevado nuestra producción a 5 millones de barriles de petróleo diarios para 2012, ha representado una pérdida para la nación de ventas de exportación de, al menos, unos dos millones de barriles diarios extras durante un estimado de tres años. A un precio promedio de unos $80 por barril ello ha representado una pérdida para la Nación de unos $172.800 millones, un estimado conservador
Las pérdidas para la Nación derivadas de las entregas de hidrocarburos a Cuba durante unos ocho años representan, en promedio, unos $3000 millones al año, es decir, unos $25.000 millones
Las pérdidas para Venezuela de lo entregado a empresas fantasmas para importaciones que nunca ocurrieron, segun admisión de Jorge Giordani y de la Sra. Edmeé Betancourt, montan a unos $25.000 millones
Ls deudas contraídas con las empresas extranjeras y venezolanas por expropiaciones no compensadas y servicios no cancelados montan, en conjunto, a unos $40.000 millones
Las pérdidas por importaciones de hidrocarburos a precios internacionales para ser regalados en el mercado interno, debido al pobre rendimiento de la refinerías domésticas por falta de mantenimiento suman unos $7000 millones
Las pérdidas de valor de oportunidad que PDVSA experimenta al regalar la gasolina en el mercado interno suman, segun admisión del régimen, a unos $10.000 millones al año, es decir, unos $100.000 millones en los ultimos diez años
Las compras de materiales bélicos innecesarios a Rusia y otros países montan a unos $11.000 millones
El dinero entregado a Cuba, Bolivia, Argentina, Uruguay, Nicaragua y otros países “amigos”, suma alrededor de unos $30.000 millones
La deudas con China suman unos $40.000 millones.
La pérdidas en Corpoelec, CVG y PDVSA por robo y corrupción de gerentes y contratistas suma no menos de unos $10.000 millones
Los montos faltantes en FONDEN y otros fondos paralelos están en el órden de los $30.000 millones
Estos rubros, al incluirse la deuda externa ya contraídas, suman alrededor de $550.000 millones, una inmensa masa de dinero perdida por corrupción y/o ineptitud. Por supuesto, las pérdidas son mucho mayores porque no se incluyen los robos en los demás sectores de la administración pública, en las aduanas, en los programas militares tipo Bolívar 2000, en los bancos del Estado, en el sector agrícola y tantos otros rincones del sector público.
El desastre espiritual es aun mayor y está representado por la prostitución masiva de nuestras instituciones, embajadas, fuerzas armadas y el pueblo en general, convertido a punta de dádivas en seres dependientes de un estado hamponil que les ha exigido a cambio lealtad política.
Como se puede ver, existen razones mas que poderosas para ir a una rebelión ciudadana abierta, haciendo uso de todas las vías constitucionales y de justicia ciudadana para hacerlo. Por mucho menos razones, nos lo recuerda hoy Alberto Quirós en su articulo dominical, insurgieron los militares en 1992, en lo que si fué un golpe gorilesco y de intenciones magnicidas, planificado con alevosía y sustentado por ideologías perversas. Ahora estamos hablando de una insurgencia civil, de protesta masiva en contra del régimen, en defensa de una nación amenazada por la ruina. Ya ella se dió en Abril 2002 y terminó brevemente con la satrapía.
Tres, A la luz de la trágica situación actual no debe haber co-existencia alguna con el régimen
Ayer, 8 de febrero, la prensa nos hablaba de la suspensión de actividades de General Motors y de Toyota. Ya sabíamos que las líneas aéreas han reducido sus vuelos a, y desde Venezuela, a un mínimo. Hoy amanece Venezuela con el mayor riesgo-país del mundo, obligada a pagar los intereses del orden del 14% para cualquier préstamo internacional, dado su escaso prestigio financiero.
Aceptar esta tragedia sin actuar es inaceptable. El cúmulo de abusos, de tragedias y desaciertos del régimen no permiten ningun acercamiento que nos haga co-partícipes del desastre. Dialogar con el régimen hamponil no es solo estratégica sino moralmente equivocado. Es la hora de la rebelión ciudadana, es la hora del basta ya.
En conclusión, pienso que:
el/los líder (es) debe (n) comprender al país. Cuando el país comienza a marchar, solo hay dos alternativas: marchamos o nos apartamos.