La inflación y su solución
La alta inflación en Venezuela se debe a múltiples factores, muchos de ellos producidos por las políticas públicas que se han venido aplicando. Uno de éstos es el descomunal desequilibrio de las finanzas públicas causado por un gasto desenfrenado muy superior a los ingresos que percibe el sector público, lo cual ha generado enormes déficits que hay que financiar. Eso explica el creciente endeudamiento gubernamental, siendo el BCV uno de los principales prestamistas de los entes públicos, particularmente de Pdvsa, quien ha acumulado una enorme deuda con ese ente, que a fines de 2013 superaba los 408 millardos de bolívares. Eso se tradujo en la creación masiva de dinero sin respaldo por parte del BCV, generándose un incremento notable de la masa monetaria en poder del público que, a su vez, ha estimulado el consumo.
Por varias razones, el sector productivo local no ha elevado la producción con la misma intensidad que ha crecido la demanda, creando una dependencia cada vez mayor de las importaciones, las cuales se ven estimuladas por la alta sobrevaluación de la moneda. La pérdida de capacidad competitiva y la imposibilidad cada vez mayor de acceder a las divisas para importar, son importantes limitantes a la expansión de la producción, particularmente en los últimos tiempos, cuando la acumulación de deudas con los proveedores externos ha dificultado seguir manteniendo el flujo de suministro de insumos. Los excesivos controles impuestos a las empresas privadas también han contribuido a restringir la producción. Adicionalmente, muchas de las empresas que fueron expropiadas en el pasado, al pasar a manos del Estado se vuelven mucho menos eficientes, produciendo tan sólo una fracción de lo que producían en manos privadas. Todo ello ha contribuido a crear un desbalance entre oferta y demanda que agrava la inflación.
Adicionalmente, el aumento de los costos de producción ha impulsado los precios al alza. Además del encarecimiento de los factores de producción, los costos esperados de reposición se han disparado como producto de las dificultades cada vez mayores de tener acceso a las escasas divisas preferenciales, y del alza desmedida del tipo de cambio en el mercado paralelo o negro. Esto ha generado mayor inflación, pues aun cuando los productores estén produciendo con insumos que importaron con dólares preferenciales, o los comerciantes hayan importado los productos que venden con ese tipo de divisas, no pueden establecer los precios de sus bienes en base a ese costo, ya que cada vez es menos probable que en el futuro sigan teniendo acceso a esas divisas subsidiadas, aumentando así sus costos de importación. Eso los lleva a aumentar los precios hoy para mañana contar con los bolívares necesarios para comprar los dólares más caros. Todo lo anterior, combinado con unas bajas inversiones que limitan la eficiencia y la productividad de muchas empresas debido a la actitud hostil y de amedrentamiento gubernamental, explican en buena medida las altas y crecientes presiones inflacionarias actuales.
La solución a ese grave problema implica la restauración de los equilibrios fiscales y monetarios a través de la racionalización del gasto público, el incremento de los ingresos públicos, y la eliminación del financiamiento de gasto deficitario por el BCV; la implantación de una política cambiaria racional; y, el estímulo de la inversión y la producción privada con el fin de incrementar la oferta interna y aumentar la eficiencia y productividad del aparato productivo.
Decir que la inflación es producto de la especulación masiva y de una guerra económica que hay que abatir a través de controles de precios y de márgenes de ganancia, es ignorar las verdaderas causas que la originan. Esas medidas no solventarán el problema. Por el contrario, lo agravarán, ya que después de una posible moderación inicial del aumento de precios, arreciará la escasez y vendrá un rebote inflacionario.