Opinión Nacional

La importancia del ejemplo

En toda sociedad, en toda unidad social, el ejemplo tiene sentido pedagógico y conforma la cátedra que enseña a los miembros del conjunto a comportarse adecuadamente.

         Si pensamos en la unidad social fundamental, la familia, la importancia del ejemplo adquiere dimensiones estelares.

         El padre y la madre son responsables de servir de modelo y enseñar a los hijos las buenas costumbres y la mejor manera de actuar en el seno de la familia y en el de la sociedad en general.

         Cuando pensamos en una población, sus dirigentes tienen esas función y si lo extrapolamos hasta un país, sus conductores, civiles, eclesiásticos y militares deben y tienen que modelar ante los ciudadanos para que el comportamiento general se conduzca por los mejores caminos.

         Podríamos comenzar nuestro análisis por lo que pasa en Venezuela desde hace once años. La conflictividad, la agresión injustificada y constante, el empleo de la mentira, del terror, de la corrupción, del cinismo y de tantos otros defectos, en la palabra que se emite desde el palacio de misia Jacinta, conforman una cátedra absolutamente inconveniente para la nación.

         Más quisiéramos ligar o relacionar, lo que aquí expresamos con los penosos sucesos que están escenificando varios jugadores de beisbol que se desempeñan en las grandes ligas.

         Añoramos los tiempos cuando Carrasquelito venezolanos era un modelo de eficiencia, comportamiento y humildad en el shortstop de los Medias Blancas de Chicago. Ese comportamiento era el generalizado desde que arribó a la gran carpa su tío Alejandro y por más de doscientos venezolanos que se han desempeñado allí. Obviamos nombres pues el espacio lo exige, era lo normal.

         Carlos Zambrano y en estos últimos días Francisco Rodríguez, han protagonizado dos eventos violentos que nos llenan de estupor y vergüenza. Somos seguidores de los deportes y nos afecta el comportamiento indebido de nuestros atletas. Mucho más si ellos son profesionales.

         La máxima sorpresa la tuvimos al comenzar esta semana pues Armando Galarraga, quien había dictado toda una cátedra de hidalguía y control mental el día que le frustraron su juego perfecto, también se salió de sus casillas y tuvo un comportamiento alejado de lo deseable.

         Estos tres incidentes se han sucedido en el último mes.

         Al pensar y tratar de analizar lo que está sucediendo tenemos que llegar a dos tristes conclusiones. La primera está vinculada a la situación que se genera cuando personas que han tenido escasa educación y provienen de hogares y sectores donde la familia no tiene la importancia debida, ni ellos han adquirido la instrucción adecuada, llegan a escenarios que los ubican bajo la condición de “estrellas”. Pierden el rumbo y se creen acreditados a conductas indebidas. Más la más importante, para nosotros, viene del hecho general de que a los venezolanos se nos está sometiendo a una ración equina de modelaje dirigido al mal comportamiento, a la agresión, a la invasión al derecho ajeno y a tantos defectos que nos hacen meditar sobre la importancia del gentilicio.

         Se hace necesario que recuperemos los valores fundamentales de la nacionalidad, para ello hace falta que las distintas instancias del poder cumplan con sus obligaciones y que los conductores del país se comprometan a trasmitir los valores mejores y más convenientes para que nos sintamos orgullosos de ser venezolanos.

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