Opinión Nacional

La hora de cambiar

Hugo Chávez y su tormentoso irrumpir en la escena política venezolana representó una oportunidad única para que los grandes partidos políticos venezolanos se reinventaran y corrigieran su innegable divorcio de la realidad del país y del sentir de los ciudadanos, amén de sus desviaciones innegables. No supieron ni quisieron hacerlo y se mantienen en un estado de vida vegetativa, basta que les desconecten los aparatos que les mantienen los signos vitales para que sólo sean simple historia y dejen su existencia fantasmal.

Es duro decirlo, AD y Copey no retoñan ni que se les abone con un fertilizante milagroso. No asumirlo de una vez sólo traerá mas problemas para articular las nuevas estructuras que puedan amalgamar el espectro opositor venezolano. En esa situación les acompañan otras organizaciones que ya cumplieron su vida útil y que no hay forma de resucitar. Con el declive evidente de Henrique Capriles comienza el ocaso de Primero Justicia, al que seguirá la Voluntad Popular de Leopoldo y lo que invente María Corina sino se adaptan a la realidad real del país.

Si estas organizaciones no han sido capaces de atraer a su militancia histórica ¿A quien pueden atraer? Si las férreas dictaduras stalinistas que controlan sus direcciones políticas mantienen una lucha contra la democracia interna de un modo mucho más descarado que el del régimen chavomadurista contra la libertad y los derechos políticos y civiles de los venezolanos. ¿Estoy exagerando?

Llegó la hora de enterrar esas estructuras caducas y viciadas, arcaicas e incapaces de cambiar y enmendarse, corrompidas al extremo y controladas por castas, en las que esposas de, madres de, hijos de son los privilegiados que pueden ocupar posiciones o postularse para ocupar cargos de dirección o de elección popular. Esos cascarones vacíos no tienen nada nuevo que decir. ¿Con qué argumentos se le puede pedir a un joven o a un desencantado del chavismo que se incorpore a uno de esos armatostes?

Creo que debemos hacer borrón y cuenta nueva, diseñar nuevas organizaciones donde se respeten los lapsos de duración de las directivas y exista igualdad de oportunidades para todos los integrantes y no sólo para la “casta de privilegiados” quienes no necesitan tener talento ni condiciones para controlarlo todo como si de instituciones monárquicas se tratara.

O somos demócratas o partidarios de autocracias mediocres que solo aspiran a tener súbditos sumisos y no ciudadanos con voz y voto equitativo. Venezuela necesita un nuevo estilo de liderazgo. Gente con mejores ideas de cómo hacer las cosas, con valentía y decisión. Llegó la hora de cambiar.

@jorgeramfer

jorgeramirezfernandez.blogspot.com

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