La guerra sucia de Chávez
Se acercan días cruciales en el destino de los
venezolanos. El desencadenamiento de un tipo de
violencia, o la de su deseable confiscación, son dos
elementos claves en el juego tenebroso, que para
desgracia nuestra, descansa en lo fundamental en el
comportamiento que despliegue un sólo hombre
impactando sobre 24 millones de personas.
Los movimientos tácticos de Chávez, asfixiado por su
incompetencia, su regresiva visión autocrática del
poder y sus cada vez mas nítidos perfiles de líder
inescrupuloso e inmoral, apuntan al sabotaje de una
salida democrática y electoral. Pero lo peor es que
para lograrlo, está dispuesto al empleo del arma
preferida de los más abominables regímenes y déspotas
que el mundo ha conocido, «la guerra sucia».
Estos usos bastardos los venía ya practicando el
gobierno antes y después del 11 de abril. Pero ahora,
el aparato Estatal «bolivariano», ajusta —para lo que
ellos mismos definirían como «la madre de todas las
batallas»—, sus estamentos militar y paramilitar,
junto al no reconocimiento de las acciones propias y
la difusión de noticias e informaciones falsas, el
intento final de quiebre del vigoroso movimiento civil
opositor.
No contento con los resultados de la violencia del día
de las firmas el 4/11, los fraudes jurídicos ante
parte del tinglado institucional que frustró su meta
de descabezar el CNE y secuestrar la consulta
electoral, apela al miserable expediente de
militarizar Caracas y desarmar a la PM. El objetivo se
resiste a ocultarse, y brota el deseo de intimidar a
sus multitudinarios adversarios, que a pesar de la
indefensión, difícilmente se apartarán de las calles y
dejarán de impulsar la realización del «Consultivo».
En él, la ciudadanía democrática ha depositado las
mayores esperanzas de reconducir el país y de evitar
que pueda perpetuarse por más tiempo el autócrata
caprichoso, que no se contenta con atenazar las
libertades, sino que para lograrlo está dispuesto a
seguir manchando de más sangre al país.
La promoción de esta política criminal, es de una
peligrosidad imaginable para la seguridad ciudadana.
Los lideres de la Coordinadora, están obligados a
evaluar el alcance de esos peligros, implementado
medidas para minimizarlos, siempre con miras a
resguardar de riesgos más allá de lo necesario la vida
de la gente.
También, es de enorme importancia, develar sin demora
,la activación del plan presidencial de
contrainformar, especialmente a la comunidad
internacional, pues la idea de ligar el paro a una
conspiración, cumple el doble propósito de distraer la
atención sobre la discusión de la «mesa» sobre
soluciones electorales y justificar acciones
represivas, que terminarían por conculcar la
consumación del referéndum en un acto de votacion.
Luce urgente, que la Coordinadora difunda con claridad
un comunicado, fijando los objetivos del paro y
denunciar anticipadamente, las maniobras obscenas del
histrión por enredarnos en una espiral de violencia.
